Cuando una amiga se casa

Esta noche, antes de empezar, me gustaría contaros que en circunstancias normales- a pesar de que nos digan que ya estemos (tras 98 días) en la “nueva normalidad”- hoy no nos estaríamos leyendo. Habría cerrado la undécima temporada el pasado 19 de junio y a estas horas ya estaría en Roma. Hubiera sido una buena noticia que hoy no tuviéramos programa. Después de ocho años desde la última vez con María Romero, Manu Owono, tita Ana, Rosalía y unos cuantos más en la Ciudad Eterna. Esta vez hubiera estado acompañado por mi hermano Iñaki, por Laura Samayoa, por Iñaki Blanco y Pedro Doria, pero las cosas han venido como han venido. En fin…

Vayamos ya a dar inicio a la 228ª entrega del Tras el valle de Aranaz. Sé que hace unas cuantas semanas dije que hoy haría el último artículo de la temporada, pero cerraremos por vacaciones el próximo viernes 3 de julio.

Arrancamos.

Llevo un rato dándole vueltas por dónde empezar. Tenemos la mala costumbre de entristecer días tan especiales como este. Pero cuando una amiga se casa es imposible que no nos asalten los recuerdos y la melancolía. Ya sabes que siempre hemos sido unos blandengues. Así que he dejado de pensar, y me he puesto a imaginar.

Y te imagino, de blanco, con tu vestido, riendo y charlando junto a la persona que será tu marido y con quien compartirás el resto de tus días. Os imagino entrando en el restaurante, de la mano, acaparando todas las miradas. Y me acordaré del día en el que nos conocimos, cuando aún no tenía ni idea de quién eras ni de lo que significarías para mí. Quién me iba a decir que te acompañaría en un día tan especial. Y es que, por mucho que sepas que habrá cosas que irán llegando, cuando llegan simplemente te pillan por sorpresa, te agarras a eso de que aún somos demasiado jóvenes y no es así. Cada uno tiene su momento y, la verdad, me alegro que tú hayas encontrado el tuyo.

Y te imagino, sonriendo formal a los invitados. Si ellos supieran la cantidad de veces que te he visto siendo de todo menos formal. Si me sentara con todos ellos a compartir anécdotas, cuando todavía eso de los novios/as y las cosas serias no iban con nosotros. Cuántas anécdotas podríamos contar, cuántas copas hemos brindado, cuántas historias nos hemos contado, cuántas veces nos hemos despedido y cuántas nos hemos vuelto a encontrar. Y todas y cada una de las veces hemos tenido siempre algo que contar.

Si supieran cuánto echamos de menos aquellos años locos con la tontería más arriba que nunca y, cuánto nos alegramos cuando los revivimos, de vez en cuando. Si supieran, ay si supieran, cuántas cosas hemos vivido juntos. Me alegro que esta sea otra para añadir a nuestra lista.

Y me imagino junto a la multitud, en el salón del restaurante, viéndote bailar el vals. Me imagino a tu hermano emocionado, y a tu madre sin poder quitarte el ojo de encima. Estoy seguro, estarás guapísima. Me imagino mirando de reojo a tus amigos, por mucho que se hagan los duros, que no se empañen los ojos es algo complicado. Porque se te mezclan esos sentimientos, de profunda alegría y una tonta nostalgia. Que se te pone la piel de gallina y por tu mente pasan los recuerdos como si se tratara de un álbum de fotos. En algún momento debieron de pasar los años, sin darnos cuenta, para encontrarnos ahora en este salón.

Y, por un breve momento, porque ya se sabe que la novia está muy solicitada en la boda... Por un momento, nuestras miradas se cruzan. Y entonces no me cabe duda, los dos hemos pensado lo mismo. Tu mirada de alegría, de agradecimiento, y de amor- porque si algo puedo asegurarte es lo mucho que te quiero y que no te deseo nada más que una inmensa felicidad- me deja tranquilo para el resto de la noche. Porque sé que tal vez no fue todo como imaginabas, tal vez no todo salga como esté planificado, tal vez haya algún tropiezo, alguna copa de más, algún pisotón en la pista de baile. Pero tú la habrás disfrutado, y con eso me basta.

Enhorabuena, te lo mereces. Cuando una amiga se casa a veces entras en pánico, por eso de hacerte sentir mayor.

Por imaginar, que no quede.

P.D.: Y si en algún momento cambias de opinión, hazme una señal y nos hacemos un Novia a la fuga.

La próxima semana os esperamos para finalizar esta temporada 11 porque La incertidumbre vive en el 6 de julio.

¡Feliz fin de semana queridos!



Comentarios

Entradas populares de este blog

Mariposillas en el estómago (o algo así)

A mis abuelos; a los cuatro

"Alba" (crítica)