Tras el valle de Aranaz

  No hemos aprendido nada. Nueve meses tirados a la basura. Y parece que no somos conscientes que durante estas Navidades más de 900 personas (solo en Navarra) no se van a sentar a cenar con nosotros por Nochebuena. Y no porque Illa nos diga que legalmente nos podamos juntar un máximo 10 de personas. ¿Dónde queda la legalidad cuando lo que está en juego es la vida? Seamos responsables. Que nos juntamos cinco, pues cinco… que cuatro, pues cuatro… que somos tres, pues tres. Ya llegará el momento en el que nos volvamos a juntar todos. No seamos inconscientes y por estar estas fechas con nueve personas más, las próximas fiestas tengamos que estar tres o cuatro, porque no nos quede otra. Nosotros en casa, si lo queréis saber, vamos a estar los cuatro. En vez de estar en dos mesas nos va a sobrar con una, en vez de dos o tres juegos de sobremesa supongo que habrá uno como mucho y echaremos más en falta que nunca el teatrillo que solía organizar mi tía (teatralizado la Huída a Egipto ) p

  Llevo 20 minutos intentando buscar una excusa que dé pie al artículo de esta noche. Pienso en la lluvia que está cayendo esta noche sobre Pamplona, pero me suena que ya la usé hará un par de temporadas. De repente (aunque suene a topicazo) me entra un WhatsApp, y es de uno de los tutores de 3º de Primaria en el grupo que tenemos los maestros de ese curso en el colegio. Solo faltábamos él y yo por agradecer la idea que ha tenido otra de las tutoras de cara a adornar las aulas durante este periodo pre-navideño. Ahora sólo falto yo. Pero esto que os cuento no tiene nada que ver con los temas de los que os vengo a hablar esta noche, así que vamos a entrar con ellos directamente, que el espacio no va a dar para mucho. Y hoy me gustaría hablar de televisión. De tres productos exactamente. Para empezar, de la serie que Antena 3 ha emitido en abierto desde septiembre a lo largo de 13 jueves; después del estreno, hará más de un año en ATRESplayer PREMIUM:  La valla . Con una audienc

García Márquez decía que recordar es fácil para quien tiene memoria, y olvidar es difícil para quien tiene corazón y creo que no hay frase que mejor resuma la esencia del libro del que os vengo a hablar esta noche. Qué difícil es leer y escribir cuando las letras se emborronan por culpa de tener los ojos cuajados de lágrimas. Es un poquito como me siento tras haber leído la novela de Megan Maxwell. Con una gran carga de coraje he leído un libro donde estoy seguro que la autora ha dejado parte de su corazón, su alma y también lágrimas que comparte con sus lectores. La novela te hace cuestionarte cosas como ¿Por qué el destino es capaz de hacernos encontrar a nuestra media naranja en el peo r momento de nuestra vida? ¿Por qué siempre decimos que se mueren los buenos y los malos se quedan aquí para fastidiarnos? Creo que ya os he comentado en alguna ocasión que soy malísimo haciendo sinopsis (no resúmenes) de libros y es por eso que durante las próximas líneas me voy a enfrenta