Caminos que se transforman; ¡gracias Alaitz!
El
de esta noche es uno de esos artículos que a uno le gusta escribir.
Es uno de esos con los que disfrutas más que un niño jugando con
sus amigos a cualquier hora
del día y dónde sea.
Es
uno de esos que quizás debería reposar varios días antes de ver la
luz; todo sale mejor una vez que reposa un poco. Hasta
el arroz. Pero las
manecillas del reloj de mi muñeca marcan que son las 10.03h de una
calurosa mañana de viernes,
28 de junio, y una nueva entrega del TEVDA
ya está entre nosotros.
Que
disfrute escribiendo artículos como los de hoy no quiere decir que
sean fáciles, ya que tengo dos páginas para hacer un breve resumen
de lo que han dado de sí estos últimos seis meses en Barañáin,
donde quizás lo más importante sea la esencia de lo vivido y los
recuerdos de todo eso
que espero que la retina mantenga intacto. Porque
como siempre digo, las cosas que te llegan no hace falta escribirlas,
porque se te quedan grabadas a fuego en el corazón para siempre.
En la foto de arriba con la mayoría de mis alumnos en el último día de curso. Abajo, con gran parte de los compañeros y excompañeros del Alaitz anoche. |
Dentro
de unos meses tendremos
la ocasión de echar la vista atrás, la nostalgia se hará
eco de todo ello y las lágrimas llegarán
a inundar
las pupilas, a la vez que
decimos;
“joder, ¡qué feliz fui durante esos meses de mi vida!”.
Estoy
seguro que si estas líneas estuvieran escritas con retrospectiva-
dentro de unos años- todo sería distinto, pero no vamos a
lamentarnos por cosas futuras que no están
en nuestras manos, a tan largo plazo sobre todo.
Todos
estamos bien pero, ¡ay!, hay tanto que podría ir mejor. Tenemos
veinti tantos ya- más cerca de los 30 que de los 20-, porque el
tiempo pasa muy deprisa y por mucho que nos lo decían nosotros no
nos lo creíamos. Hasta
que un día nos levantamos y nos damos
cuenta de que éramos, ¿cómo lo llaman? Ah, sí, adultos.
Hace
unos meses me llegan a decir que iba a tener la oportunidad de
ponerme
al frente de una clase y me
hubiera reído en la cara de quien me lo hubiera dicho.
Vale que hemos estudiado para eso y que un día llegaría “el
momento” para el que hemos ensayado todo lo que íbamos a hacer ese
primer día delante del espejo. ¿Pero
para qué?
Una
vez que entras en clase y ves tu nombre en la puerta de lo que
durante
unos cuantos meses va a ser tu aula,
todos los esquemas cambian y lo
único que has podido hacer, sobre
todo lo ensayado,
es empezar cada mañana con música.
Mediante
las siguientes líneas me gustaría agradecer tanto a mis alumnos de
6º de Educación Primaria como a mis compañeros todo lo que me han
ayudado a crecer en estos tan breves como intensos meses.
El
último día de curso una de mis alumnas me dio un folio escrito en
el que me daba las gracias en todos los idiomas por haberles enseñado
tanto- a pesar de que crea que yo he aprendido mucho más de ellos
que ellos de mí- y por haberlo pasado tan bien conmigo.
Porque a pesar de haber sido mi primer curso lo había hecho “muy
bien” y porque había sido muy divertido vivir estos meses mano a
mano junto a mí.
Antes
de dármelo se había encargado de que todos sus compañeros y amigos
la firmaran, porque si algo me han enseñado mis niños es la
importancia de la
amistad.
La
RAE la define en su primera acepción como “afecto personal, puro y
desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece
con el trato”, pero a mi se me queda corto. Y todo lo experimentado
que tenga la capacidad para plasmar aquí no va a reflejar ni una
mínima parte de lo que me han transmitido.
El
último día fue realmente emocionante que los 14 corearan mi nombre
porque, tras varios intentos, al fin había logrado sacarme el carné
de conducir. Sirvan
estas líneas en agradecimiento por todos estos meses. Por la
complicidad cada lunes por la mañana en los que casi todos me
contabais lo mismo- porque habías pasado juntos el fin de semana-, por el mutismo del sector sur o
porque Osasuna había vuelto a ganar y lo verdaderamente importante
había sido eso, y no los vencedores en las elecciones que
fueran.
Gracias
por
vuestra pasión, por vuestra entrega, esfuerzo
e interés en cada actividad propuesta, por cada risa compartida.
Gracias
por darme la oportunidad de ser más de una vez cómplice de vuestras
chorradas y
risas
y gracias por entrar al trapo como si no hubiera un mañana cada vez
que os hacía que os picarais un poco conmigo.
La
visita que nos hicisteis ayer cinco o seis de vosotros durante el
segundo día festivo en Barañáin da buena fe de todo ello.
Y
desde aquí gracias también a todos y cada uno de los compañeros (y
excompañeros) en
el colegio.
Prefiero
no dar nombres porque seguro que se me olvida alguno y porque no es
lo mismo nombrar a amigos y compañeros con los que has estudiado que
a gente con las que has trabajado y son “medianamente” serios y
respetables.
No,
en serio. Gracias por haber compartido momentos de hablar de más
conmigo- entre
escrupulosidades, labios, palomas y pies-,
gracias por cada comida y por conversaciones inverosímiles cada
viernes
en el Martín, gracias por palmar una y otra vez conmigo al futbolín,
gracias por dejarme tocar el piano a pesar de no haberme preparado
nada e improvisar sobre la marcha, gracias
por vuestra pesadez a la hora de que me pidiera algo. Gracias
por todo.
Como
he dicho en el título no creo que nuestros caminos se separen hoy,
simplemente se transforman. Porque no tengo ninguna duda de que nos
volveremos a ver, quién sabe cuándo y quien sabe dónde, pero si la
vida no se ocupa de ello ya nos encargaremos nosotros.
Hoy
trayendo a la memoria la misma frase con la que cerré-
momentáneamente- los especiales desde Roma os digo que... el valor
de las cosas no está en el tiempo que duren, sino en la intensidad
con la que sucedan. Por eso existen momentos inolvidables, cosas
inexplicables y personas incomparables.
Un
viernes más gracias por haber estado ahí ya que sabéis
que esto sin vosotros al otro lado hubiera carecido de sentido y no
habría sido
posible.
Hoy
sí que sí, nos despedimos. Disfrutemos de estos dos meses antes de
que septiembre llame
a nuestras puertas y no le queramos abrir.
¡Muy
feliz verano familia! Nos
vemos en la T10.
Joseju Aranaz (@jjaranaz94)
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