Regalos de Navidad

 

Creo que el consumismo va ligado a nuestra falta de valores y de cariño, y cada día que pasa más lo pienso. Creo que poca gente compra regalos (excepto para niños) pensando en la cara de emoción del receptor, en sus verdaderas ilusiones, en lo que de verdad querría tener en su casa colgado de la pared, o adornando un estante. Considero que cada vez somos más superficiales. Gente que compra por sistema, por obligación, por tradición, por defecto.

            Yo he sido mucho del “compro ya lo que sea porque estoy harto de dar vueltas”, pero ahí está mi hermano, para que demos una vuelta más e insistir en que tenemos que encontrar un regalo mejor en vez de tirar del comodín de la colonia o la agenda.

            El querer “quitárnoslo de encima”- a pesar de que nosotros seamos muy de ayudar a los Reyes el día 3 de enero- le resta valor a la grandeza de regalar, al detalle, al presente, al supuesto amor que queremos mostrar. Regalar tendría que ser algo más y mejor. Algo que cuente, algo que llene no solo el armario o el cajón. Algo que también llene a quien compra.

            Es verdad que nadie dice, que a veces la Navidad es triste. Y digo esto porque pienso que la Navidad es triste porque, en realidad, no creo que sea una Navidad real lo que vivimos la mayoría de nosotros.

            Yo echo de menos no tener ni idea del gran secreto de los Reyes Magos. Echo de menos esos amigos invisibles en clase, con los amigos y compañeros de la Ikastola Jaso. Echo de menos no tener un duro (que no es que ahora tenga mucho más, pero bueno…) y estrujarme la cabeza buscando un regalo, barato y precioso; sentimental y preciso; perfecto para quienes me importan. Echo de menos dejar los zapatos bajo el árbol (y esto lo digo porque queda bonito, que en mi casa nunca hemos tenido árbol), echo de menos dejar el vaso de leche con las galletas Chiquilín para los Reyes. Echo de menos tantas cosas…

            Creo que la Navidad debería ser como esa inocencia de cuando éramos pequeños. Pensemos en los demás.

            Dios se hace niño.

            ¡Feliz Navidad y próspero año nuevo familia! Volvemos en siete días. Eguberri on!

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