Convivencias (¿y? IV)


Decía hace exactamente hoy 14 días que aunque no hubiéramos llevado nada no hubiéramos pasado hambre porque la casa estaba llena de víveres para sobrevivir más de una semana sin ningún problema- casi, justamente, lo contrario que pasa ahora mismo en los supermercados por el coronavirus, que por no haber no queda ni papel higiénico-. Pero así de exagerados somos, que la mitad de cosas las hemos tenido que dejar allá porque eran no perecederas, y la otra mitad nos las hemos llevado a casa: la leche entera para hacer croquetas, las natillas para ahorrarle trabajo a una madre que las suele hacer muy asiduamente, las salchichas que uno se las puede comer tanto fritas como crudas… Qué os vamos a contar que no sepáis.

Antes de empezar con este cuarto especial- que no me explico de donde estoy sacando tantas cosas de 24 horas convividas- me gustaría comentaros una cosa que yo no la veo muy normal, pero allá vosotros… La cuestión es que el primer especial justamente superó los 200 seguidores, el segundo acaba de alcanzar los 600 y el de hace dos semanas está a punto de llegar a los 800. Me parecería más normal que la curva fuese decayendo en vez de yendo a más porque a veces es muy difícil seguir el hilo incluso habiendo leído estos programas en orden cronológico.

Pero vosotros sabréis; yo jamás os echaré en cara que leáis un programa antes que el otro.

Pero avanecemos, porque… por cierto… se nos quedó pendiente (entre otras cosas) lo de los garrotes.

Laura dirá que como mucho- discutible si lo hablas con mi madre- pero ella tampoco se quedá atrás.

Yo siempre he sido muy echado pa´lante y es por eso que antes de empezar el fin de semana se me ocurrió comprar unos garrotes (napolitanas, para los “no navarros”) de chocolate para que la estancia en Orísoain se nos hiciera más amena. Total, que el mismo día en el que fui a por ellos, habiendo quedado con Laura más tarde, ya me había pedido que abriera la caja para que probara uno. Ante mis reiteradas negativas, el sábado a las 19.00h- habiendo empezado a convivir a las 12.00h- ya no quedaba ninguno.

¿Casualidad?- que diría Cárdenas en su absurdo anuncio para Europa FM-. Para nada. Parecía que la vida nos iba en ello, y de ello- valga la redundancia- da fe que no quedó ni el de la vergüenza. Yo no voy a decir que Laura fuera la que más había comido, porque había bastantes y porque la tentación del chocolate nos va a todos, pero los datos son los que son y los que estuvimos allí tuvimos claras las cuentas. No hace falta dejar mal a nadie.

Y lo del juego de cartas, que dejé entrever en el tercer especial, sería muy difícil de explicar porque ni me acuerdo del nombre ni de cómo se jugaba. La cuestión es que entre todas las partidas que jugamos yo me fui animando- viendo que ganaba una sí y la siguiente también- para que en la última ronda que jugamos Raquel sacara más puntos que yo- o ¿la cuestión era conseguir menos? No lo se…-, total: que se acabó llevando ella la partida.

Pero bueno… Que sería muy guay repetir esta experiencia con todos vosotros.

De lo mejor que compartimos me quedo con el estar contemplando las estrellas al anochecer en medio de un camino de cara a Solchaga tumbados sobre nosotros mismos. Sin hablar, sin luces que nos pudieran molestar- más allá que el que dieran las estrellas fugaces (y la foto con flash de después)-, contemplando la magia de la noche como jamás se había hecho nunca.

Y de Leire supongo que tendremos tiempo para hablar, pero ya cuando volvamos de Roma (si el coronavirus no nos impide volver) y tengamos un poco más de material y algo interesante que contar.

Cerramos estas convivencias con la intención de que el futuro nos brinde la ocasión y la oportunidad- que vienen a ser sinónimos- de poder volver a juntarnos y de tener la capacidad física de perdernos por pueblos casi deshabitados para poder volvernos a encontrar y conectar con nosotros mismos.

Gracias a todos los que nos habéis seguido a lo largo de esta cuatro semanas, por haber estado al otro lado, ya que sabéis que nada de esto hubiera sido posible sin vosotros. Y gracias, GRACIAS, sobre todo, a los que habéis querido compartir estas primeras convivencias conmigo. Hemos crecido y lo seguiremos haciendo.


¡Feliz fin de semana y… Felicidades Frantxo Pérez, que hoy es tu cumple!


PD: ¿Os animarías vosotros a escribir algo? Me encantaría que si tuvieras tiempo escribierais algo de vuestro puño y letra. Bueno… de vuestro teclado y ordenador- ya me entendéis…- y que estos especiales tuvieran una quinta entrega con las impresiones de los protagonistas de las mismas.

Iñakis, Laura, Raquel… ¡en vuestras manos queda!

La semana que viene haremos puente. Gabon.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Mariposillas en el estómago (o algo así)

A mis abuelos; a los cuatro

"Alba" (crítica)