Convivencias (III)


Tercera semana ya hablando de convivir y toca retomar desde donde lo dejamos hace exactamente 14 días. Hablaba de confianza entre Raquel y yo. Y se quedó por decir que en nuestro caso- comparándolo con María Romero- el factor que juega a nuestro favor- aunque quizás la Mery y yo discrepáramos un poco en este punto, ya sabéis tú y Laura por qué- es que vivimos tan cerca que nuestra amistad, relación y confianza puede crecer mucho más. La convivencia ha sido una primera toma de contacto- aunque ya hayamos compartido, cenas, copas, cafés (nos faltaría el puro) y de más- y tengo claro que todo pasa por Roma. Ojalá este verano podamos vivir juntos la experiencia del campo de trabajo en la Ciudad Eterna y veamos como casi sin darnos cuenta hemos crecido tanto personalmente que nuestra confianza sea mucho mayor para hablar de lo que sea, cuando sea y para pedirnos favores- que quizás ahora nos dan un poco de palo-.


Ambos sabemos de qué va lo de ir a Roma- no nos van a contar nada que no sepamos, a pesar de que siempre se aprenda algo nuevo- pero cada vez que vuelves es distinto- aunque no me atrevería a decir si mejor o peor-. Al mismo tiempo cambia todo y no cambia nada (es muy difícil explicarlo).

Cambia tu forma de ver la vida (uno no es el mismo a los 20 que a los 27), cambia tu entorno (el lugar “no físico” desde el que vienes o al que vas) y cambian las personas con las que vas. Pero como digo, al mismo tiempo tú sigues siendo tú (tu mismo, con tu mecanismo), tus relaciones (personales y profesionales) siguen siendo parecidas y aunque la confianza de las personas es algo que se pueda perder en un segundo, es difícil echar por tierra todo lo construido durante casi dos años, sábado tras sábado y domingo tras domingo sin apenas secretos.

Quizás para Laura, para Blanco y para mi hermano no vaya a ser distinto, pero sí para nosotros.

Buff… ¿Que profundo me estoy poniendo, no? Solo una cosa más antes de empezar con Laura… Dependiendo de cuando volvamos de Roma ya tengo en mente un favor que me gustaría pedirte llegado el momento. Y lo digo teniendo en cuenta la experiencia de años pasados (sin ni siquiera un previo contacto con las personas que íbamos).

Y de Laura… ¿qué os puedo contar? Ayer antes de cenar me abrazó y me dijo “que bien me caes Jose Julio”, que mira que me llamen con el nombre completo se me hace raro. “Tu también me caes muy bien a mi Lau”, le contesté yo. El momento de llamar “Ra” a Espuelas, como hago con Mendióroz, aún no ha llegado, pero todo se andará. La gente en el cole me llama Julio y en Roma siempre he sido “Joseju”, no sintáis presión. Se me hace extraño que fuera de casa me llamen por mi nombre completo pero tampoco me molesta.

Pero a lo que iba, Laura- comparándola con Ra, vamos a ir practicando- si que la he visto mucho más abierta en todo momento. No tanto en la convivencia de este fin de semana, pero si en el día a día. En el contacto “con-tacto” que hablé en el segundo PedaZitos de mi sobre María Romero.

No más cariñosa, pero supongo que cada uno es como es y según comentó el sábado, así como a Raquel la veía muy cercana y a los Iñaki- Aranaz y Blanco- un poco más lejanos, a mi me veía a medio camino; entre Raquel y los Iñaki. Y aunque hoy nos hayamos despedido todos con un abrazo, Laura siempre ha sido de darme un abrazo, desde el minuto 0 en el que nos conocimos.

Que como digo, no hay “problema” ni barrera que la Ciudad Eterna no vaya a solucionar y me alegra de verdad saber casi al 100% y a ciencia cierta de que va a ser así.

Y antes de continuar me gustaría hacer un inciso para comentaros una impresión que tengo, que ya me lo diréis vosotros. Creo que no estoy logrando reflejar todo lo que ha significado para mi pasar este fin de semana en Orísoain junto a vosotros. Es la sensación que tengo. Que todas las emociones que me he llevado de estas 24 horas convividas son indescriptibles como para tener la capacidad de plasmarlas por escrito en un papel.

Pero voy a seguir intentándolo, a ver si lo consigo.

Y es que ha sido increíble. Y no es algo que se diga de boquilla. Al menos para mi; ha sido una gran experiencia.

Se planteó el curso pasado pero por motivos que ahora mismo no vienen al caso no salió y este curso 19-20 le dijimos a Koldo que antes de empezar a tener nuestras reuniones semanales nos gustaría empezar con una convivencia haciendo noche. El OK fue rápido y una vez nos pusimos de acuerdo para ver unas fechas en las que podíamos todos, la cosa fue rodada.

Quedamos seis días antes de la convivencia para saber un poquito en que iba a consistir la cosa al mismo tiempo que tomábamos un café (parecemos ya tita Ana y María Antonia), y una vez supimos que íbamos a ir a Orísoain decidimos cuando quedar el sábado (10.30h en La Tahona para otro café, ¡toma ya!) y hacer la compra ese mismo día en el Mercadona. Fuimos tan previsores (nótese la ironía) que la lista la hicimos de camino al súper. En fin…

Que si aceite, leche, pasta, lechuga, huevos, patatas, natillas… y un sinfín de cosas que os asustarías si vierais el ticket de compra. Y no por lo que nos costó, sino porque parecía que en vez de cinco íbamos a ser 10 y en vez de una noche, íbamos a ir el jueves para volver el domingo (sin exagerar absolutamente nada).

Total, que nuevamente llegamos al final y… ¿he olvidado comentar el tema “Garrotes de chocolate (y crema) de Pastas Beatriz”? Pues porque esta noche no tenemos espacio para más, que si no lo contaba porque es el tema que más juego va a dar… Aunque para juego el de Laura, y no hablo (solo) de los garrotes. Los que estuvimos allí ya sabemos de qué se trata.


“Próximamente” más. ¡Feliz fin de semana! Gabon.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Mariposillas en el estómago (o algo así)

A mis abuelos; a los cuatro

Desde que estoy en la Manco