Convivencias (II)
En
este momento, en el actual, en el de escribir- aunque vosotros sea
ahora cuando lo estéis leyendo- me falta un emoticono de WhatsApp.
El del mono con las manos en la cara tapándose los ojos como
diciendo “Tierra trágame”, pero con filtro incluido. Y me están
dando unas ganas terribles de coger el móvil para contártelo
Raquel, pero
sería demasiado directo. Te
voy a poner un “acuérdate de este momento (no te digo nada más)”-
y aunque ahora- recordemos que es el momento de escribir- no lo vayas
a entender, el día que salga esto lo comprenderás.
Y
lo voy a hacer aprovechando que acabamos de empezar con este segundo
especial- y aprovechado que seguramente ya hayamos hablado de ello en
persona-, y es que aún me quedan muchas cosas por contar de Raquel,
todo por contar de Laura y hablar de la experiencia de este
“convivir” que al final no he dicho nada.
Hace unas semanas (podéis recordar aquel artículo pinchando aquí)
lo dejaba diciendo que yo supuestamente también conocía a Raquel. Y
decía “supuestamente” porque años atrás si que habíamos
coincidido con Pablo Padilla y Pablo Pascual en esas reuniones
semanales de 21.15h a 22.00h en las que hablábamos más de la
segunda parte del partido de Champions de turno que hubiera que nos
estábamos perdiendo que de lo propiamente que habíamos ido a
hablar. ¿Pero quién se acordaba en ese momento de aquellas
reuniones?
Igual (y sigo sin filtro, por
el que quizás deberíamos haber pasado el aceite para poder haberse
reutilizado por los siguientes inquilinos de la casa que habitamos,
no lo sé...) había subestimado a Raquel. Pero a lo que íbamos, que
estos incisos solo los entendemos los cinco que vivimos esto.
Si hace unos meses ya había
pensado en que le iba a escribir, después de hacerlo me ha
preguntado si lo descubriría la próxima semana en el TEVDA,
a lo que yo le he contestado que “próximamente”.
Lo que realmente me preocupa
de haber empezado estos especiales (porque me da que vamos a tener
varias entregas) es que tenemos pocas fotos para acompañar los
escritos y que salvando relativamente la de hace exactamente hoy 21
días, hay otras que dan auténtico miedo que espero que nunca vean
la luz. Os prometo que si las veis no será de mi mano.
Por eso también, os digo…
No os sorprendáis si cuando nos juntemos todos- o la mayoría- os
pida fotos. Todo sea por ilustrar quienes somos (y que edad- mental-
tenemos) y se lo aclaremos a los lectores.
(Y luego me quejo de que se
va el papel sin decir nada y es que hay que ver lo que me gusta el
cotorreo).
Pero avancemos.
Como creo que la relación
del grupo y la mía propia para con todos ha avanzado, valga la
redundancia.
“Blanco es bien” me acaba
de decir mi hermano al ver que ya voy por el segundo especial de
estas convivencias, y no falto a la verdad diciendo lo que dije hace
tres semanas y reiterándome en ello. Me ha sorprendido gratamente.
No es que me lo imaginaría o tuviera de él una idea- no lo conocía-
preconcebida pero ha sido agradable compartir estas horas con él.
Gracias a él, a mi hermano y
a Laura (según hablamos Raquel, Koldo y yo), Leire (o Leyre, no lo
sé bien) se hubiera integrado perfectamente este fin de semana con
nosotros.
Y por si fuéramos poco ahora
entra en juego una tal Leire, de la cual no tenemos ni foto. Luego-
que quien dice “luego” dice “en uno de estos viernes”- iremos
con ella, de momento solo deciros que tiene a mi “amega” María Romero como catequista y que es de Tafalla. Lo de la “edad mental”
de antes tiene relación con esto. Pero no avancemos más de este
punto aún.
Ya veis el “cacao
maravillao” que tengo en esto momentos en la cabeza. Salto de una
cosa a otra andando como pollo sin cabeza y continúo escribiendo sin
llevar ninguna idea a buen puerto.
¿Puedo seguir con Raquel y
empezar con Laura? Gracias
Así como a Blanco no lo
conocía- tan solo de vista- y a penas haya podido “avanzar” con
él, creo que con Raquel y Laura si que he podido avanzar más. Estas
24 horas me han servido para ver a una Raquel más suelta- en el
sentido de ser más extrovertida-, más relajada, porque el contexto
invitaba a ello y con más confianza a la hora de hablar sin ningún
problema delante de quién fuera. Y muy servicial y atenta, siempre.
Vale que Laura siga siendo su mayor punto de apoyo dentro del grupo,
pero me ha gustado tener la ocasión de caminar y hablar con ella y
con Koldo- cara a Solchaga- en un tono más distendido mientras la
oscuridad de la noche nos envolvía, en la que quizás nos preocupaba
más el no caernos que hablar de lo que fuera bajo la luz de las
estrellas (la foto terrible de la que he hablado unos párrafos más
arriba data de uno de lo momentos entre el caminar hablando y el
caminar posterior siguiendo a un gato y aprovechando que de noche
todos los gatos son pardos).
Supongo que nos falta el ir a
Roma para que nuestra confianza sea plena y aunque actualmente yo
tampoco lo vea, Roma contribuye a todo ello. Que la Mery y yo hayamos
llegado a ser- y sigamos siendo- actualmente tan importantes en la
vida del otro creo que es algo que nadie podría haberse imaginado en
junio de aquel año 2011. Y anda que no ha llovido…
Raquel, se me queda pendiente
una cosa por decirte, pero hoy no tenemos tiempo para más. Sin
terminar, me veo en la obligación de dejarlo aquí, a punto de
llegar al límite de las dos páginas, que tengo cosas que hacer y ya
sabéis que la obligación está antes que la devoción tras el
magnífico fin de semana que hemos pasado.
¡Os deseo un muy feliz fin
de semana para todos en este viernes de San Valentín! Gabon.
Joseju Aranaz (@jjaranaz94)
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