Una ventana a la esperanza


Tenemos que tomarnos la cuarentena con calma, hay gente que se está volviendo realmente loca al estar encerrada. Justo lo estaba comentando hace un rato con el microondas y la tostadora mientras me tomaba un café, y los tres estábamos de acuerdo.

Tan pronto me da por trasnochar (como el viernes pasado), que por madrugar (como hoy) y me he levantado a las 08,00h y aquí me encuentro, con ese dilema del primer párrafo. Con quien ya no me hablo es con la lavadora, que a todo le da vueltas, y aunque sea un poco exagerado los días nos empiezan a pasar factura.

Llevamos 13 días- que se dice pronto- confinados y todo apunta a que hasta el 12 de abril- Domingo de Resurrección-, como pronto, no podremos hacer un amago de volver a la calle. Y decimos “como pronto” porque sinceramente pienso que no va a ser así. Los maestros no volveremos- si volvemos- al colegio hasta el día 20, pero mucho me temo que pasará el 22 con recién cumplidos los 26 años y seguiremos encerrados en nuestros hogares.

Hace siete días me despedía con la intención de traeros buenas noticias, pero la realidad cada vez nos abofetea más fuerte y saber que en España ya se han superado las muertes que hubo en China es alarmante.

Los diputados el miércoles por la noche decidieron prolongar el estado de emergencia durante 15 días más, pero hasta que no se cierre el país sin que nadie salga de casa esto no lo va a solucionar nadie.

Se suspendieron las Fallas de Valencia, se suspendió la Feria de abril de Sevilla, y todo apunta, según ha dicho estos días atrás el alcalde de la capital navarra, Enrique Maya, es posible que las fiestas de San Fermín no puedan celebrarse del 6 al 14 de julio. ¿Tendría sentido hacerlo después?

Eurovisión suspendido, los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 se celebrarán- como tarde- en verano del año que viene, las competiciones deportivas se suspenden hasta nuevo aviso, la EvAU la han retrasado del 22 de junio al 10 de julio en primera convocatoria- aunque piense que sea absurdo dar fechas-, y al 10 de septiembre en segunda, y los cursos escolares no se han dado por finalizados- en mi humilde opinión- por no alarmarnos de más.

Podemos reinos, hacer alguna broma… pero la situación es mucho más preocupante de lo que parece y el quedarnos en casa está en mano de todos.

A algunos les preocuparán las pérdidas millonarias que esto va a acarrear; para los chés, para los sevillanos, para los pamploneses (y pamplonicas), para los japoneses, para los clubes… Pero es algo que deberíamos dejar a un lado. Estamos hablando de protegernos o de contagiarnos, estamos hablando de propagar el virus o de erradicarlo, estamos hablando de vivir o de morir.

¿Estoy siendo muy intenso? Lo siento, pero es así.

Estos días en los que no estoy viendo a mis abuelos, los llamo por teléfono cada dos o tres días y me contaba ayer mi abuelo que su casa ha pasado de ser un va y ven de gente a que no vaya nadie. De que la ama de un servidor estuviera más con ellos que en nuestra casa, de que mi tío estuviera con ellos hasta la hora de comer, de que su nieto el mayor (yo, en este caso) fuera cada noche a eso de las 21,15h cada vez que terminaban de ver Boom!… Al silencio.

“Pero estamos”- me ha dicho-, que a día de hoy es lo verdaderamente importante.

Me ha dicho que ha recuperado la lectura, ha vuelto a leer esas novelas del oeste que todas son iguales- o a mi me lo parecen- escritas por Marcial Lafuente Estafanía. El placer de la lectura sin prisas. Ha podido disfrutar de largos paseos, del salón a la cocina, del cuarto de baño a la habitación y vuelta a empezar. Ha podido volver a tomar el vermut con la vecina de enfrente- lo que he hecho yo días atrás con Leire Muñoz, María Romero y Gárate por ejemplo (por skype) se escapa de su sabiduría- por el balcón de un vecino que da al del otro. Ha podido comer como si se tratara de un restaurante de bufet libre- porque cada día hay sobras del día anterior… “¿Qué más se puede pedir?” le he dicho yo siguiéndole el juego.

Y es que es verdad. Nos tomamos estos días de confinamiento con un poco más de filosofía o es posible que antes que por el Covid 19, nos muramos- con perdón, por lo grave de la situación- de asco. Y me hace mucha ilusión ver que hay personas mayores que se lo toman así. Con 90 años que hará mi abuelo el mismo Domingo de Resurrección.

Que pená no poder ir a visitarlo, celebrarlo y darle dos besos. Al menos tenemos la suerte, de que nuestras casas estén en la misma manzana y el patio interior nos permita vernos físicamente, al menos, en la distancia.

La semana pasada os dije que iba a intentar recomendaros cinco series, cinco pelis y cinco libros, pero por falta de espacio voy a recomendaros lo que me quepa en el hueco que he dejado libre de los dos folios hasta ahora. Será por viernes…

De series podría hablaros de Élite, de Sex Education o de La casa de papel, pero para los que no tengáis Netfix, HBO ni este tipo de plataformas os propongo que veáis desde el principio Cuéntame cómo pasó, todo online en la web de RTVE y ya veréis como os faltan horas. Casi 400 capítulos de hora y cuarto cada uno… Sacad las cuentas…

De pelis, os recomendaría la saga Venganza- o Taken, en inglés- (tres filmes) con Liam Nessón: acción, intriga, suspense… ¿Demasiado corto? Pues Star Wars o Fast and fourious. La primera recomendada por Laura Antón- yo no pueda con La guerra de las galaxias-, la segunda por mi hermano Iñaki.

¿Y de lecturas? La novelas del oeste, ¿por qué no? ¡Leída una, leídas todas!

¡Fuerza y ánimo familia! El viernes que viene os esperamos con la primera parte de un programa muy especial.

Gabon.



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