La mejor clase del cole
Qué
pocas veces se pueden decir estas cosas. Cuánto anhelamos este tipo de alumnos
cuando, de vez en cuando, te dan ganas de llorar cada vez que ves que cada
actividad propuesta es imposible de llevar a cabo, de que tienes que levantar
la voz cada dos por tres o que el mal rollo que hay en clase entre tus niños no
es algo que vayas a solucionar en dos meses. Aunque, en esta vida, todo es
relativo.
El
curso pasado, por falta de espacio (y de viernes disponibles) me quedé con
ganas de contar esta historia, y me parece una bonita y agradable manera de
arrancar este curso académico 24/25 llenos de ilusión, a pesar de que ya
llevemos más de un mes con nuestros alumnos en las aulas.
Volver
a la que el curso pasado fue durante casi tres meses tu casa siempre es
especial- por mucho que, como dice Sabina en “Peces de ciudad”, al lugar donde has sido feliz no debieras
tratar de volver-, y después de haber estado de aquí para allá durante todo
el curso anterior, todavía lo hace más guay.
Cada vez que entras en un centro nuevo (a pesar de que el Ganivet ya lo conociera), siempre sientes la incertidumbre de cuál será el curso que te toque y qué tal empastaras con esos alumnos que, normalmente, por un tiempo indeterminado, tutorizarás.
Lo
del curso cada vez menos, porque casi doy por hecho que va a ser 3º de Primaria
(parece ser que estoy abonado- ya lo comenté el curso pasado en un artículo-),
pero la clase siempre es un misterio.
Pero,
nada más entrar, ves que la tutora “oficial” te ha dejado escrito en un papel
que todos los alumnos son muy majos, dos compañeros te dan la bienvenida contándote
que tienes un grupo muy bueno, y terminas ese primer día comiendo con dos
compañeras que te dicen que probablemente sea la mejor clase de todo el
colegio.
Y
tras solo dos días, es algo que confirmas y que te renta que dirían ellos. “Ya te tenía que volver a tocar una
clase así” me ha escrito una amiga tras contarle que una alumna se me ha
acercado a eso de las 16.30h (antes de salir) y me ha preguntado a ver si era
cristiano tras fijarse en la cruz que llevo en la muñeca.
Yo,
de normal, cuando me presento, no doy a conocer mi condición de católico; cada
cual que piense lo que quiera. Pero siempre hay niños (niñas, en este caso),
que te sorprenden.
Lo
bueno de volver al mismo cole y al mismo nivel, es que están haciendo lo mismo
que ya hiciste el curso pasado, y eso es algo que te ayuda a la hora de
preparar las clases. El cambio de pasar de B a D (porque no hay C), es
anecdótico.
Se
lo dije a los alumnos de 3º de Salburua la primera vez de las dos que he estado
con ellos y es algo que les he repetido a estos de 3º de Ganivet. Sois de las
mejores clases que he tenido nunca, gracias de veras. ¿Alguna “mejor” clase
dejando a un lado 3º de Primaria? La primera; la de 6º en el Alaitz de Barañáin. La cuestión es que por aquel entonces, al ser la primera, no había
comparación y no les pude dar las gracias en persona; lo hago ahora, aunque soy
consciente de que lo saben.
Estos
artículos son lo que, tras más de 10 años, le siguen dando sentido al TEVDA. Volvemos en siete días. Gabon
familia.
Aranaz, Joseju (@jjaranaz94)
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