Diario de una JMJ (VI)

 

Vivir la JMJ ha sido un chute de fe y una convivencia extraordinaria.

Ya os dije hace dos semanas (recuérdalo aquí) que hoy me hubiera gustado empezar con las palabras de Marta Monreal, pero ella es muy de ir a lo suyo- y esto no va con segundas intenciones (bueno, un poco sí)-, y así como lo de la historia de mi reloj no le conviene recordarla, me ha dicho que ya me escribirá algo “próximamente”, que es muy indeterminado y así no siente tanta presión.

Los demás, si lo que queréis hacer y mandármelo, estáis invitadísimos a ello. Me encantaría leeros.

La cuestión es que el cambiar el reloj de hora me ha dado (volvemos a escribir en presente) más de un quebradero de cabeza, y hasta poco antes de irnos a dormir es algo que no hemos podido solucionar.

Al llegar al camping de Braga, lo primero que hemos hecho es descargar todo lo que habíamos llevado en la furgoneta y empezar a montar las tiendas de campaña. José Manuel- párroco de Mendillorri- nos lo ha dicho en el autobús, pero a Chisco- nuestro párroco- no le ha debido quedar claro y lo ha vuelto a repetir al llegar al camping: chicos y chicas diferenciados, subrayado, para que, al final, Isa Chaverri y Laura Samaniego vayan a dormir en la misma tienda de campaña que Juan Pablo Valencia, Alberto Iricibar, Jaime Goñi, Alejandro González y un servidor. La cuestión, parece ser, es que en nuestra tienda tenemos demasiado sitio y las chicas están bastante apiñadas en las suyas.

Nos han asignado la tienda número cuatro, la cual Juan Pablo ha estado intentando montar con esmero, lo mejor posible (mejor que las demás, por supuesto), para que al final nos hayan asignado la que peor orientación y montaje tenía. En fin…

Hemos cenado en el jardincito que hemos invadido porque somos ciento y la madre y antes de cenar (o después, no lo tengo muy claro, aunque esto de escribir en presente y haceros pensar que he dedicado cada día un rato a esto quede muy bien) hemos tenido que decir una palabra que pensemos que nos vaya a sugerir esta experiencia en Portugal.

Creo que yo he dicho expectación, pero ha habido muchas (esta es mi capacidad de síntesis).

Yo he cenado lo mismo que he comido, una buena tortilla de patatas- las malas para otras- y aquí Isa ha sacado el bocadillo que yo le hice anoche y le ha dado su visto bueno. Oración con las manos entrelazadas y a dormir previo rezar el Jesusito de mi vida, cortesía de Alberto.

Mañana nos espera la subida a Bom Jesu do Monte, que si lo llego a saber, igual finjo una torcedura de tobillo.

Volvemos la semana que viene. ¡Feliz finde queridos!

PD: Me gustaría pedir disculpas públicas a Sonia por haberla rebautizado hace unas entregas como “Iniesta” en vez de “Ginesta” que sería lo correcto. E igual Marta y Raquel E, quieren también decirle algo.

Nos vamos; ahora sí. Feliz carnaval. Gabon.


Joseju Aranaz (@jjaranaz94)

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