La Carpa Universitaria (y su historia) (I)

 

27 años de Carpa Universitaria han dado para atesorar muchas anécdotas personales y unas cuantas curiosidades históricas del evento. ¿Sabías que una edición duró cinco días y fue José María García? ¿Recuerdas las ‘carpas pequeñas’? ¿Y las goteras de sudor que caían del techo? Hoy repasamos la historia de la fiesta favorita de los estudiantes navarros -por detrás de los Sanfermines, obvio-, que no sabemos a ciencia cierta, cuando, pero seguro que volverá.

El último artículo que escribí sobre la Carpa fue a finales de 2018 y en aquel momento prometí que para el último análisis haría algo especial. Ya han pasado casi tres años desde entonces, y a día de hoy- a pesar de que las vacunas van llegando- no parece que al menos este año vaya a volver a celebrarse un evento de tal calibre. A eso, habría que sumarle que ya no nos queda nada de universitarios (algún máster o cursillo de vez en cuando, pero poco más…) y que ya somos muy mayores- por mucho que digan...- para pasar por veinteañeros en la flor de la vida (cuando los 30 acechan más que nunca).

Por eso, esta noche- porque en esta vida todo tiene un inicio y un final- llega la primera parte del último artículo sobre la Carpa Universitaria. Y recordaría todo lo bueno que nos ha dado al TEVDA- empezamos tan solo cinco semanas después de empezar a escribir hace casi siete años- pero nos iríamos demasiado y podéis recordar todos los artículos escritos desde octubre de 2014 pinchando aquí.

Hoy- y en dos viernes “próximos”- nos centraremos en repasar toda la historia de la Carpa. Desde sus inicios, hasta hoy.

1ª parte: La primera Carpa: polémica y multa del Ayuntamiento

En noviembre de 1992, los estudiantes de la Universidad Pública de Navarra organizaron la primera carpa de la historia, entonces conocida como Apertura Paralela. La fiesta, celebrada frente al aulario, nació con el propósito de festejar el comienzo de curso y, de paso, con el fin de recaudar dinero para financiar el viaje de estudios de los del último curso (nosotros- la promoción de 2016 de los de Magisterio de Educación Primaria en euskera- fuimos- aunque yo no asistiera- a Cuba).

El evento tenía el mismo programa que el actual: música, actividades, mucha gente y bastante bebida -demasiada para algunos-, pero sólo se celebraba una vez al año. En concreto, en este primer evento, los asistentes disfrutaron de juegos mañaneros, exhibición de deporte rural, paellada, estuvo la tuna y los grupos de música universitarios amenizaron la fiesta nocturna. Las carreras también colocaban barras entonces, 12 en total. Las crónicas de Diario de Navarra hablaban de 12 000 asistentes en la I Apertura Paralela y el precio de la entrada anticipada era de 800 pesetas; mil, en taquilla. Entre los 5 y los 6 euros, frente a los 15-20 euros de ahora.

En las primeras carpas, además de partidas de mus y pinchazo, playback y conciertos, había campeonato de pulso y deporte rural.

Aquella primera carpa fue un éxito -los periódicos describieron la organización como “sobresaliente”- y no se registraron incidentes, pese a que el Ayuntamiento amenazó con abrir un expediente sancionador por no contar con la autorización necesaria. Al parecer, los chavales tenían el apoyo del rectorado, pero carecían de permiso municipal y los organizadores estuvieron a punto de ser multados. “Los alumnos y la UPNA se han saltado a la torera la normativa municipal. Si el año que viene se vuelve a celebrar una fiesta de estas características, se desmontarán las carpas o se impedirá que se instalen”, advirtió el entonces alcalde Alfredo Jaime.

Al año siguiente, la carpa tampoco obtuvo el permiso del consistorio, pero se desarrolló sin problemas. El alcalde se reunió con los organizadores previamente y manifestó que, en contra de lo que había advertido el año anterior, no impediría la fiesta. Y no lo hizo, aunque no tuviesen autorización.

“Próximamente” llegará la segunda parte, y empezaremos hablando de una carpa que duro cinco días.

¡Feliz fin de semana familia! Gabon.


Joseju Aranaz (@jjaranaz94)

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