"Pedazitos" de mi (VII)


Me doy.

Os voy a confesar una cosa. Es la cuarta vez que intento empezar este artículo 151 del Tras el valle ya que las tres entradas anteriores que he hecho no me han gustado nada. Las he borrado una vez tenía el primer párrafo a punto de concluir y me estoy dando cuenta que igual eran mejores que esta entrada, la cual espero que sea la definitiva. El “me doy” del principio va por ello porque, como digo, espero que esta sea la entrada definitiva a pesar de que no me convenza del todo.

Y una vez, medianamente superado el primer párrafo, que no recuerdo la última vez que me costó tanto arrancar un artículo, empiezo.

Will Smith le dice a su hijo en la peli En busca de la felicidad que “nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo; si quieres ese algo ve a por ello, y punto” y algo así debió pensar Amaia González de Echávarri para que al igual que con Laura Antón hace 21 días yo me encuentre en estos momentos escribiendo estas líneas. Porque si hace unos días era Laura la que me pedía un “PedaZitos”, hace ya bastante mucho más tiempo que Amaia me pidió el suyo. Me dijo que le gustaría salir y aquí estamos. Sé que llega un poco tarde, pero ya estamos en ello, que es lo verdaderamente importante (o eso espero… Jajaja).

Normalmente las chicas no te piden ayuda. Se suelen sacar las castañas del fuego ellas solas por eso que Amaia me escribiera a finales de agosto para que yo le recomendara a alguien que le pudiera ayudar con el oral para el B2 de euskera me descolocó un poco. La verdad es que durante la carrera no habíamos tratado mucho porque a pesar de estudiar lo mismo (Magisterio en Educación Primaria) ella lo había hecho en castellano mientras que un servidor había optado por hacerlo en euskera. Total, que excepto en alguna clase de inglés con Jesús Lasheras no habíamos coincidido, y tampoco creo que pudiéramos decir que tuviéramos mucha relación ya que empezamos a saber del otro gracias a nuestros padres. Javier- su padre- y Geno- mi ama- ¡que eran amigos! Jajajaja.

Total, y volviendo a lo del oral, que estuve apunto de recomendarle a Amaia Urabayen para que practicara con ella porque yo andaba un poco liado con el Máster de la UNED y era una persona que de euskera sabía un rato, pero si conmigo no había mucha confianza como para encasquetarle a una chica a la que no conocía de nada, así que me ofrecí para echarle una mano.

“Por supuesto, yo te pagaría las clases” fueron sus siguientes palabras a lo que yo le conteste que ya hablaríamos a pesar de que ella me dijera “No, no… de gratis nada”. No te lo dije en ese momento Amaia, pero te lo digo ahora: lo gratuito no es que no valga nada, es que vale tanto que no se puede pagar. Y os lo digo yo que tengo dos abuelas… Jajajaja. Vaya tela… Si ellas supieran encender un ordenador y me leyeran… Saben que escribo y yo creo que les es suficiente.

Total- sí, lo sé, soy muy propenso a utilizar esta coletilla-, que quedamos por el centro- en la Plaza del Castillo- y mientas recorríamos las calles ahí anduvimos hablando que si “askari” era merienda, que si “lokuluxka” era siesta y palabras que se me iban ocurriendo para poder mejorar tu euskera para que pudieras sacarte el B2. La verdad es que pasamos una tarde bastante agradable donde te conocí un poco más gracias a las cosas que me contaste- todo en euskera, por supuesto- y como te dije los días anteriores a esa quedada y días después, no tenía ninguna duda de que ibas a aprobar ese examen porque hablabas bastante bien. Con algún que otro fallo pero nada que no se pudiera corregir rápidamente. Ahora mismo se me ocurre la TZ, que sabías hacerla pero te salía más cómodo hacerlo con CH/TX y la “zeta” que a veces era “seta” por relajación pura y dura. Te suena, ¿no? Jajajaja.

La cosa es que el futuro es de quien cree en sus sueños, y tú creíste en los tuyos- yo también creía, la verdad- y así que desde hace 10 meses tan solo te falta un último escalón para ser EGAduna, y no tengo ninguna duda que, si te lo propones, lo conseguirás. Igual el verano que viene- tras las oposiciones- soy yo quien te pida ayuda con el inglés, quién sabe… Jajajaja

También podría hablaros sobre las anécdotas que me contó con la colaboración del novio de Usoa Elícegui, pero por no alargarme mucho voy a contar directamente lo que ocurrió la última vez que nos vimos que la historia tiene su gracia:

La vida está llena de casualidades. Y puede que estés viendo una película en el cine, que pienses en una persona y que esa persona, de casualidad, esté sentada a tu derecha. Es lo que le pasó hará unas semanas a Amaia conmigo y lo voy a explicar.

Amaia González de Echávarri y un servidor con el cartel de la película
Campeones a nuestra espalda. (No hay foto peor)
Habían pasado ya varios meses desde que nos vimos por última vez (en este momento da igual dónde) y de pura coincidencia nos volvimos a ver el jueves 19 de abril. Serían las 19.00h de la tarde cuando decidí ir a ver a las 20.00h la película Campeones a los Golem Baiona, pero se me hizo un poco tarde así que entré cuando el reloj ya marcaba que pasaban tres minutos de las 20.00h. La sala estaba a oscuras y me senté en el primer sitio que pillé; sin miramientos.

Cuando la película estaba acabando me llegué a emocionar y la persona que tenía a mi izquierda- en la cual yo no había reparado hasta el momento- se giro hacia a mi, y yo dándome cuenta me giré hacia ella. Y emulando a Forrest Gump, podría decirse que la vida es como una sala de cine; nunca sabes quién se va a sentar tu lado una vez que la película ha comenzado. Y aquel día la fortuna quiso que yo me fuera a sentar a la derecha de Amaia.

Y dos o tres párrafos más arriba he dicho que Amaia pensó en mi antes de percatarse de que estaba sentado a su izquierda mientras veía Campeones y es que- según me dijo- le pareció tan inspirador el análisis que hice sobre la película La llamada (podéis leer aquel artículo pinchando aquí) en su día, que pensó que también podría hacer un buen análisis sobre la película protagonizada por Javier Gutiérrez.

La cuestión es que esta noche no tenemos tiempo para más. Eso sí, os animo a reflexionar sobre lo qué es ser “normal” pinchando aquí y volviendo a releer el artículo en el que hablé sobre las personas con síndrome de down y sobre las diferentes capacidades que tenemos cada uno. Lo dije en su día pero lo vuelvo a repetir: “(…) Cada uno es capaz de diferentes cosas (…) porque considero que discapacitados somos todos (…). Yo en particular me siento capacitado en pocas cosas y discapacitado en muchas (…). Capacitado en aquello que domino, en todo lo que tiene que ver con mis fortalezas y muy discapacitado en lo referente a mis debilidades que también las tengo (...).

Nos vamos, una vez más, dándoos las gracias por haber estado ahí y por haber confiado en nosotros a la hora de entreteneros. Ya saben que estos sin ustedes al otro lado hubiera carecido de sentido y no habría sido posible. El viernes que viene os espero para cerrar la séptima temporada.

Por cierto he vuelto a releer el principio del artículo y me sigue sin convencer, por si os lo preguntabais…


¡Muy feliz fin de semana familia! Gabon.


Joseju Aranaz (@jjaranaz94)

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