Diario de una JMJ (XIII)

 

Martes, 1 de agosto

Después de desayunar, nos han dado una mochila y un sinfín de camisetas que no creo que haya tanto día para tanta camiseta, pero son de esas que para andar por casa y dormir son fantásticas. Una botella azul, para el agua, y una taza de metal que usaré en casa para meter rotuladores, bolígrafos y demás (parece ser que no tengo cubiletes).

Anoche, en Cascáis, no se puede decir que viéramos nada bonito, pero hoy, de camino al tren para ir a Lisboa, ya hemos visto calles con más encanto y haber visto el mar azul cristalino ha sido bastante guay.

Han dado las 13.40h hasta que (y dejando la multitudinaria catequesis a un lado) nos hemos montado en el tren. Parece que no hay sitio y que va a reventar (nada comparado con lo que pasará con el metro el próximo sábado, pero ya llegará). Por suerte, Leire Albéniz, Gorka Lacasa y un servidor conseguís asiento, y aunque el calor sea insoportable (no hay aire acondicionado) hay gente que va de pie y súper apretada, así que tampoco nos vamos a poner exquisitos.

Llegamos a Lisboa poco antes de las 15.00h y aunque deberíamos haber llegado antes de las 14.30h, que el tren haya estado parado un rato por no sé muy bien qué, ha hecho que tardáramos más de lo previsto.

El ambiente en la calle es genial, una ligera brisa, agua, gorra y gafas de sol y buscando un sitio para comer. Antes hemos ido a buscar el concierto de una chica que debe cantar muy bien y debe de ser ultra conocida.

Tan conocida que, el día que nos estrenamos en el grupo de jóvenes de San Juan Bosco, Maite Val, sentada a mi izquierda, nos preguntó si no la conocíamos, y mi hermano preguntó:

-          ¿Deberíamos?

Y esta le contesto:

-           Sí, sí.

Para que acto seguido yo me girara hacia mi hermano y le dijera:

-          No ha entendido la pregunta.

Y la gente, y tú en especial Maite, puede que no entiendas el sentido a esta pregunta, pero lo tiene. La cuestión es que mi hermano el en “¿deberíamos?” no se refería a si- llegado el momento- la deberíamos conocer, sino si siendo tan famosa- como parecía serlo- no se nos debería hacer tan raro saber de ella.

            Maite estará pensando (que nos empezamos a conocer) que vuelve a quedar mal la segunda vez que aparece su nombre en este diario (¡espérate a la tercera!), pero la cuestión no es esa.

            La cuestión es que nos desperdigamos y María Perdón, Sonia Ginesta y un servidor nos juntamos y nos vamos a comer los tres juntos, que el desayuno de las 08.00h está ya muy lejano y van a dar las 15.00h.

            Y no hay tiempo para más. Volvemos en siete días con el primer artículo (de los dos que anuncié la semana pasada). Gabon queridos.


            Aranaz, Joseju (@jjaranaz94)

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