¡Hasta siempre "Cuéntame"! (crítica)

 

    Hemos tenido fuerza, ha habido dudas, hemos sido testigos con un punto de rebeldía, hemos palpado tierra y el legado que se nos ha dejado nos ha hecho herederos de la serie más longeva de la televisión en España.

    El miércoles por la noche (aunque ya pasaran 20 minutos de la madrugada del jueves), Cuéntame cómo pasó se despedía de la pequeña pantalla ante más de 2 000 000 de espectadores y un fantástico 19,5% de share; liderando y a ocho puntos y medio de la segunda opción del prime time.

    Después de 22 años, 23 temporadas y 414 episodios, los Alcántara nos dedicaron casi hora y media de capítulo final, que más allá del regreso de Carlos y Karina- vital- estuvo marcado por la ya vaticinada muerte de la abuela Herminia.

    Lo mejor del último episodio de la serie fue la cariñosa e íntima conversación que pudieron- pudimos- ver los espectadores entre Carlos y Herminia. Donde parecía que la abuela había esperado a tener esa última conversación con su nieto antes de fallecer. “Tú conoces la historia de esta familia”, le dijo la abuela reconociéndole que había “sabido contar muy bien todas las cosas que habían pasado”.CÓMO habían pasado, añadiría yo.

    Algunas reflexiones de Herminia fueron destinadas a Carlos, pero bien podrían haber ido de María Galiana a Ricardo Gómez; “Espero que hayas encontrado lo que fuiste buscar” o “¿Eres feliz? Es lo único que quiero saber”.

    Hablaron de la muerte sin medias tintas, y yo, os he de reconocer, me vi reflejado en Carlos y en más de una conversación que he tenido- y sigo teniendo- con mi abuela paterna. ¡Anda que no me ha dicho cosas del estilo de las de anoche: “Una cosa es que me queráis y otra que me necesitéis”! Y es que, una de las razones del éxito de Cuéntame, ha sido que los guionistas han conseguido que viésemos en todos los personajes a alguien de nuestra propia familia. Y en Herminia, cada uno, hemos visto a nuestra abuela; abuelas, si tenéis la suerte (como en mi caso), de tener a las dos.

    Herminia se fue como quiso, cuando quiso, y con un legado- como hemos dicho al inicio- que quedará en la memoria de todos. Más de 400 noches que terminaron cuando el pasado miércoles daban las 23.26h y la abuela de España fallecía, bajo la sombra de la encina centenaria que plantó su padre el día que ella nació.

    Y llegó la secuencia que podríamos considerar como un atentado contra nuestra integridad emocional. La serie nos mostraba como recibía cada uno la llamada de la muerte de Herminia, donde la audiencia nos sentimos como si nos estuviesen llamando a nosotros mismos.

    Pero, en un capítulo lleno de emoción dónde fue realmente complicado que las pupilas no se nos inundaran, reconocimos que la tristeza que sentía Herminia por ver a la familia tan distanciada, era equiparable a nuestra tristeza por el final de la serie. Ella quería volver a ver- aunque supiera que ya no iba a estar ahí- a una gran familia unida- como anoche en muchos hogares del panorama nacional-, y el marrón- según le dijo Karina- había sido encomendado a Carlos. “Quiero que tu te encargues de arreglar esto. Ya ni siquiera hacemos la paella los domingos” fueron las palabras exactas.

    Asistimos a su velatorio, con los nietos más enfrentados que nunca por la herencia con la abuela de cuerpo presente, y con unas fantásticas Ana Arias y Paloma Bloyd dando voz y vida a Paquita y a Deborah, respectivamente, para sobrellevar el drama con toques de comedia.

    Y también cabría destacar otra de las frases de Herminia al heredero: “unos nos vamos y otros vienen”, cosa que comprendimos después, cuando Karina le contó a Carlos, este a Mercedes, y Merche a Antonio, que la primera estaba embarazada. Y esta vez no había dudas, el hijo era de Carlos.

    Yo, hace unos años, escribí que Cuéntame y Velvet me inspiraban mucho a la hora de ponerme ante la página en blanco, por eso, y haciendo mías unas palabras que Carlos pronunció anoche, os digo que “todo lo que he escrito es gracias a lo que he vivido con vosotros”.

    Hubo guiños a la infancia de Carlitos en la primera temporada, cuando recordó, junto con Antonio, el momento en que el benjamín de la familia se quiso hacer musulmán y tener que dejar de comer jamón, reconociendo que después de 13 años sin reencontrarse en la ficción padre e hijo se habían echado de menos.

    La despedida no podía ser otra: a modo de epílogo; Carlos, Josete y Luis, en el barrio- que siempre fue un personaje más-; juntos de nuevo y, dirigiéndose al camión abandonado, mientras en el escaparate de la tienda de electrodomésticos de San Genaro se veía el inicio de una serie ambientada en los años 60 que duraría más de dos décadas. Casi cinco lustros en la pequeña pantalla y para la eternidad en nuestra memoria.

    En este momento, la línea entre ficción y realidad se volvió a romper cuando el alma máter de la serie afirmó “la de cosas que hemos pasado aquí juntos” a lo que sus amigos le respondieron que algún día debería escribir sobre ello. “¿Eso a quién le iba a importar?” respondió Carlos, en un claro guiño, sin terminar de concretarse, se volvió a relacionar la faceta de escritor de Carlos con la creación de la propia serie.

    La ficción reconvertida en lección de historia y entretenimiento familiar. Un ejercicio de comprensión al semejante, reflexionando sobre los vaivenes de la vida. Un precioso regalo que consiguió que Carlos, Inés, Toni y María volvieran a unirse, a reír juntos y a recomponerse. Con Antonio y Merche observando emocionados la escena de sus hijos, siendo un reflejo de los espectadores complacidos por ese rayo de luz después de tanto desencuentro.

    En un contexto tan costumbrista como una verbena, hasta Karina, siendo más Elena Rivera que nunca, interpretó con la orquesta “Cómo han pasado los años” de Rocío Dúrcal, y nos retrotrajo al público (y “autorreferenciándose” para regocijo de los espectadores) a aquel “Como yo te amo” en el karaoke de San Genaro, repitiendo ese cruce cómplice de miradas entre Carlos y Karina; entre Ricardo y Elena.

    “El 13 de septiembre de 2001, dos días después del atentado de las torres gemelas, se emitió el primer capítulo de una serie que nos iba a cambiar para siempre” reflexionaba Carlos Hipólito poniéndole la voz en off a Carlos de adulto. Y tanto que nos iba a cambiar.

  
 
Y es que, y por no alargarme mucho más de lo que ya lo he hecho, así es Cuéntame; como la vida misma.

    Volvemos en 14 días. El próximo viernes, día de la Inmaculada, nos tomaremos un respiro.

    ¡Hasta siempre Cuéntame! Gabon familia.


    Joseju Aranaz (@jjaranaz94)


Comentarios

Entradas populares de este blog

Mariposillas en el estómago (o algo así)

A mis abuelos; a los cuatro

Desde que estoy en la Manco