Adiós "Pasapalabra"


Acaban de dar las 20.00h de la tarde y como desde el miércoles no sé si encender la tele o no. Dudo. Dudo si ver ¡Boom!- por poner solo un ejemplo- va a cumplir la misión de sustituir al Pasapalabra de Christian Gálvez cada tarde, porque llevo dos días viéndolo y no me convence del todo. Mi abuela dice tres cuartos de lo mismo y es que tras tantos años viendo el mismo concurso, se le hace difícil hacerse a uno “nuevo”.

Christian Gálvez durante un momento del último Pasapalabra emitido por
Telecinco hasta la fecha.
Hace unos días Esther Mucientes decía que el fin de la emisión de Pasapalabra era una desgracia, una desgracia para la televisión, una desgracia para el espectador y una desgracia para una cadena. No le faltaba razón. Y tal vez sonara exagerada, no lo sé, pero tras casi 20 años en nuestra televisión es muy difícil que cualquier otro programa vuelva a conseguir los éxitos de este.

Este martes a las 15.00h saltaba la noticia de que el Tribunal Supremo había rechazado el último recurso de Telecinco para poder seguir emitiendo Pasapalabra y que por consiguiente la cadena que dirige Paolo Vasile tenía que dejar de emitir el concurso de manera inmediata.

Parecía tan imposible que algo así pudiera ocurrir que tuve que leer y releer la información varias veces. Busqué la sentencia, la leí y la analicé como si en algún párrafo oculto fuera a haber una frase que dijera 'esto se puede solucionar', pero la única solución sería un acuerdo in extremis entre ITV y Telecinco, y de momento no hay muchas esperanzas.

El fin de la emisión del programa, para los que amamos la televisión con todos sus pros y sus contras, es como el fin de una era, la era de las cosas bien hechas -y no hablo de los tejemanejes legales-, la era de la confianza en un formato, la era de dar al espectador algo distinto, la era de hacer entretenido lo que a priori no iba a ser rentable, la era de dar cultura y diversión, la era de vivir un rosco como si nos creyéramos María Moliner.

Cuando te quitan algo es cuando te das cuenta de la importancia que tiene, y es lo que va a ocurrir con Pasapalabra. ¿Por qué programas como Saber y Ganar, Pasapalabra- o incluso el ¡Boom! de Juanra Bonet- son programas históricos? Porque el espectador los necesita, la televisión los necesita, la sociedad los necesita.

Y la respuesta es muy simple: porque son únicos. Porque la audiencia se ha acostumbrado a programas que sólo dan entretenimiento puro y duro, pero estos programas dan entretenimiento y dan cultura.

Conseguir los datos de audiencia que conseguía Pasapalabra es ya en sí un hito. ¿Quién iba a pensar hace unos años que un programa de definiciones podría llegar a marcar alrededor de un 20% de audiencia cada tarde? El éxito de Pasapalabra era un cúmulo de buenas decisiones: dar lo que otros no daban, contar con personajes famosos que se exponían al juicio de la audiencia en su nivel cultural, un presentador excepcional como Christian Gálvez- tras tener predecesores de peso como Silvia Jato, Constantino Romero o Jaime Cantizano-, emoción y diversión.

Y todo eso se ha esfumado de un plumazo.

Lo que el Supremo ha rechazado es un recurso presentado por Mediaset contra la sentencia de un juzgado de Madrid en la que se condenaba a la filial española de la compañía italiana "a cesar inmediatamente, quedando además prohibida de reanudar en el futuro, la emisión, edición, producción, reproducción, comunicación pública, distribución, transformación y toda y cualquier otra forma de explotación, por sí o a través de terceros, del programa Pasapalabra". Mediaset perdía su batalla contra la británica ITV, pero quién realmente hemos perdido somos la audiencia.

El martes moría “el” hito, moría “el” programa histórico, moría “el” formato y con él morían- momentáneamente- más de 3.000 programas, más de 6.000 roscos (sólo en Telecinco), más de un centenar de botes históricos y millonarios. Moría un programa que era ya nuestro, que era de toda la audiencia, que formaba parte de nuestra comunión con la televisión.

La historia de Pasapalabra es la historia del tesoro que todos ansían. Nació en Antena 3, vivió en Telecinco y murió en Mediaset. Era el programa perfecto para cualquier cadena, pero Antena 3 decidió seis años después de su estreno dejar de emitirlo. Un año después Telecinco se hacía con él y volvía a la pequeña pantalla. ¿Lo resucitará TVE? Ya han empezado los contactos.

Basado en el programa británico The Alphabet game -de ahí toda esta guerra- el programa no tiene mucho misterio. Dos concursantes intentan acumular segundos en distintas pruebas para llegar a un rosco final con el mayor tiempo posible donde tienen que resolver un rosco formado por distintas definiciones. El éxito de la sencillez. Si a eso se le suma los personajes famosos que acuden a ayudar a los concursantes y la capacidad de un presentador, Christian Gálvez, para conectar estupendamente con la audiencia, es imparable.

Es un programa rápido, ameno, intenso, divertido y, sobre todo, un programa al que cualquiera puede jugar desde casa. Que levante la mano el que viendo uno de los roscos no ha intentando resolverlo a la vez que el concursante o no ha jugado nunca por WhatsApp mandándose audios durante La pista musical- igual nadie Rakel Mendioroz, y nosotros éramos los raros…-. Esa es la clave, entretener, a la vez que consigues que el espectador participe desde su casa.

Pero dentro de su sencillez Pasapalabra era además el programa que mayor cantidad de dinero entregaba -hasta que llegaron Los Lobos y ¡Boom!-. Sus botes eran históricos llegando a superar los dos millones de euros. Y lo mejor, que al día siguiente lo hubieras visto o no todo el mundo quería ver si sería capaz de resolver el rosco de los dos millones.

Situado en la franja horaria perfecta hasta la aparición de ¡Boom! nada conseguía hacerle sombra. Daba igual lo que programaran el resto de cadenas, Pasapalabra era insuperable por una sencilla razón, era para todos. Para adultos, para niños, para jóvenes, para mayores... y, sobre todo, Telecinco lo cuidaba y lo mimaba como a otros de sus formatos estrellas.

Buscaban personalidades que llamaran la atención, buscaba concursantes listísimos y con grandes personalidades, buscaban no defraudar y si en algún momento las audiencias comenzaban a bajar, la cadena se sacaba de la manga algún giro de guion que encajaba a la perfección entre la audiencia. ¡Pero si hasta Christian Gálvez conoció a la mujer “de este momento de su vida”- que dice el-, Almudena Cid, durante el rodaje del programa!

Hemos visto profesores, ingenieros, jefes de protocolo, biólogos, funcionarios, policías nacionales; hemos visto a una concursante armenia, Lilit Manukyan, que aprendió español de forma autodidacta para ganar un suculento bote de 318.000 euros; hemos visto a concursantes que no lograron llevarse el bote, pero que encandilaron a la audiencia; hemos visto participantes que después se fueron a Supervivientes; hemos visto grandes batallas -gracias Jero, Gracias Rafa, gracias Orestes-; hemos visto a tantos y tanta cultura en Pasapalabra que da pena que se acabe para siempre.

Lo que se acaba, por el momento, es el programa de esta noche, que nos hemos pasado del límite establecido y se nos ha quedado muchas cosas en el tinero.

Nos vamos, que son Fiestas pequeñas de Carcastillo y a las 23.00h toca Puro Relajo con Eneko Irigoien entre sus integrantes.

¡Os esperamos la semana que viene con un resumen de los actos más destacados de fiestas!



¡Muy feliz fin de semana familia! Gabon.
 
Joseju Aranaz (@jjaranaz94)


Comentarios

Entradas populares de este blog

Mariposillas en el estómago (o algo así)

A mis abuelos; a los cuatro

Desde que estoy en la Manco