Cara a cara con la tartamudez


Actitud, voluntad, esfuerzo y superación. Tras haber visto la película 100 metros- basada en hechos reales- protagonizada por Dani Rovira (en el papel de Ramón, enfermo de esclerosis múltiple), Alexandra Jiménez (interpretando a su mujer) y Karra Elejalde (el suegro de Ramón, viudo) esas son las cuatro primeras palabras que se me vienen a la cabeza.
 
Tiene que ser muy difícil asumir, tengas la edad que tengas, que te digan que tienes una enfermedad crónica degenerativa incurable y ese es en el papel en el que se mete Dani Rovira.
 
Habla de esas cuatro palabras, que son las que voy a intentar desgranar un poco más a fondo a continuación. Respecto al tema de la moral, tras centrarnos en el actor malagueño, haremos hincapié en el vasco y ahí ya nos meteremos de lleno en dicho asunto, el cual está tratado muy bien.
 
Una de las cosas más importantes ante una enfermedad es la actitud que tengas. Una actitud positiva es indispensable para creer en ti mismo y para proponerte diferentes retos. Y hablamos de metas, no de límites, ya que los límites te los va a poner la propia enfermedad. Esta claro que todas las enfermedades son diferentes y como se suele decir “quien no se consuela es porque no quiere”, porque siempre nos vamos a encontrar a una persona que esté peor que nosotros.
 
Yo- salvando las distancias- voy a comparar la esclerosis múltiple con la tartamudez o dislalia que sufro.
 
Personalmente me sorprende mucho la actitud que tiene Ramón a la hora de enfrentar la enfermedad. Tras pasar el periodo de asumir la enfermedad- el mazazo que uno se lleva- tiene la actitud de superarse cada día y para ello se propone diferentes retos. Los médicos le dicen al protagonista de esta historia que en un tiempo no será capaz ni de caminar 200 metros, y al final resulta hacer un triatlón; un iroman. Eso es lo que se ve en la película ya que Ramón (Arroyo), el de verdad, consiguió muchos más retos.
 
No se si la dislalia es equiparable a la esclerosis múltiple, pero muchas personas me han destacado mi actitud y mi esfuerzo de superación- abuelas aparte-. Está claro que para una persona que sufre tartamudez estudiar magisterio para poder ser maestro es un reto. No creo que sea comparable, pero el esfuerzo está ahí.
 
Yo creo que tendré la oportunidad de ser maestro en Educación Primaria, pero Pablo Pineda por ejemplo no la tendrá. ¿Por que? Porque a pesar de haber estudiado la carrera de Magisterio y ser maestro tiene sindrome de down y el estado no le permite dar clase. No es justo. Es apto para todo, porque podría deciros que habla mejor que yo, pero parece ser que no es apto. Es algo que me parece indignante. El afán de superación de este hombre- lo consideraremos ya hombre- es increíble. No tengo el placer de conocerlo en persona, pero por lo que muestra en sus apariciones televisivas me quito el sombrero. Por poner un ejemplo, tendríamos que ver lo bien que lo hace en todas las pruebas del concurso televisivo Pasapalabra, presentado por Christian Gálvez en la franja vespertina de Telecinco.
 
Es obvio que me gustaría hablar “normal”- sin tartamudear-, es un objetivo que tengo- como el de Ramón el de hacer un triatlón- pero sé que la dislalia, como la esclerosis múltiple no tiene cura. Se puede mejorar, pero no tiene cura. Y antes he dicho que siempre habrá personas que estén peor que tú, y está claro que la gente no valora lo que tiene hasta que lo pierde. Y no me refiero solo a personas humanas o a cosas materiales.
 
No sabríais lo que daría yo por no tartamudear, pero entonces pienso lo que daría un mudo por tartamudear como yo y- en parte- se me pasa. Es posible que tenga cierta envidia de aquellas personas que hablan completamente normal. Estoy seguro que esas personas no valoran lo que significa hablar bien; no les supone nada es algo que va con ellos, es lo normal (o habitual- que sino hay gente que se pone puntillosa-).
 
Hace un tiempo un amigo me dijo que él le daba todas las noches las gracias a la persona que hubiera inventado la cama. Y es que la cama lo vemos como algo normal para nosotros, no reparamos en ello; en cambio si realizas el camino de Santiago, a partir de entonces sabrás valorar una cama. Con el hablar “normal” pasa lo mismo; si fuerais tartamudos por un día apreciarías el hablar “normal” mucho más, si es que ahora no lo hacéis. Tenemos que ver que las cosas que para algunos resultan insignificantes para otros significan muchísimo.
 
El esfuerzo es otro factor fundamental a la hora de querer ganar- por el momento- la partida a la enfermedad. Tienes que jugar tus cartas, porque son las que tienes y no hay más. La enfermedad también va a jugar sus cartas, pero la ventaja que vas a tener tu es que ya conoces como juega la enfermedad, sabes que te va a intentar engañar, sabes que te va a echar un órdago a grande con cuatro ases- por hacer un símil con el mus- pero tu ya no se lo vas a permitir.
 
Cuanto mayor sea el reto, mayor será el éxito o el triunfo y está claro que el logro de Ramón es inmenso. Yo muchas veces me he preguntado- de tener la oportunidad- si me cambiaría por otra persona que sufriera otro tipo de “trastorno”- por llamarlo así-, con una personas de movilidad o de visión reducida y siempre me respondo lo mismo; que no. Tener este tipo de trastornos- desde los 7 años yo- te permite conocerlos y controlarlos o saber por donde te van a salir más o menos. Los dominas; sabes como juegan. En cambio, ante un jugador nuevo, la cosa cambia, ya que no sabes como juega y prefieres quedarte con el que conoces. Utilizo el símil porque yo creo que se ve más claro.
 
Vuelvo a repetir que no creo que sea comparable, ya que la esclerosis múltiple es algo que yo- desde fuera- veo bastante grave. E igual una persona con esclerosis no se cambiaría por una persona con dislalia. No lo se; yo desde mi sitio no lo haría, y es probable que Jorge, la persona con esclerosis que ha profundizado un poco más en el tema tras la película, no se cambiaría por lo que he dicho con anterioridad, porque la tartamudez sería algo nuevo para él, y a la esclerosis ya la conoce. Para ser justos, habría que preguntárselo a él ya que cada personas es un mundo.
 
Al principio he hablado de moral y es el momento de hablar del personaje de Karra Elejalde. El suegro de Ramón es viudo, y la historia parte desde el momento desde que se hunde el techo de la casa de este. ¿Casualidad? Para nada. Más adelante sabremos que el personaje de Karra se habría intentado suicidar ahorcándose, al no poder soportar la muerte de su esposa. El suegro le echa en cara al yerno el no saber como se siente él por dentro y le pone el ejemplo de que pasaría si él perdiera a su esposa (a la hija del personaje de Karra que interpreta Alexandra Jiménez).
Está claro que uno se puede intentar poner en la piel del otro, en la mente de otro, pero que nunca lo va a poder ver como lo vive uno mismo. Respecto al tema del intento de suicido tendríamos que preguntarnos si sería moral o no. No voy a decir que sería de cobardes por que nunca me he visto en una situación así y como considero que es imposible ponerse al 100% en la piel del otro sin haber vivido una experiencia similar o igual no voy a entrar a valorar eso.
 
Podría poneros un ejemplo que viví de cerca, pero no he pedido permiso, y al ser un tema tan serio no me parece bien abordarlo aquí.
 
Lo que está claro es que el personaje de Elejalde no piensa ni en su hija, ni en sus nietos- el segundo, cuando lo intenta está en camino-, ni mucho menos en su yerno. Y tampoco piensa en la posibilidad de volver a ser feliz otra vez con un nuevo amor.
 
Hay que ser positivos, como decía el periodista deportivo Andrés Montes, “la vida puede ser maravillosa” y pienso que hay que exprimirla a cada segundo. Pienso que tu actitud va a depender mucho de todo y es por eso el abismo que hay entre el “aguafiestas” de la sala de los que sufren esclerosis y Ramón. Solo tenemos que ver las aspiraciones y las ganas de superarse que tienen cada uno.
 
Otro de los temas que trata la película es el pedir ayuda, el dejarte ayudar. El dejar de pensar “me van a ayudar por pena” a pensar que “me van a ayudar porque ven que necesito de su ayuda y se lo voy a agradecer con un <<gracias>>”.
 
El personaje de Alexandra Jiménez, dice que la esclerosis la van a pasar entre los dos y con mi dislalia pasa algo parecido. Pienso que los de mi alrededor sufren más que yo a la hora de tartamudear, pero de lo que no se dan cuenta es que yo vivo con ello 24 horas al día, 365 días al año. Ellos solo el ratito en el que estoy con esas personas. Luego se pueden olvidar del problema, pero yo no, porque vivo con él. Está claro que la esclerosis múltiple da muchos más problemas que la dislalia y que como voy a decir por tercera y última vez no es lo mismo.
 
Por último me gustaría decir que me ha parecido una película formidable con un elenco de primera que trata un tema serio como es la esclerosis múltiple intercalándola con dosis de humor y dramatismo que hacen que busques en el propio fondo de tu corazón. Es una película que recomendaría sin lugar a dudas, y no solo por la calidad de la misma, sino por lo que te hace reflexionar.
 
 
Señores, una semana más muchísimas gracias por estar ahí y por haber leído el programa de hoy. Ha significado mucho para mí. Además hoy ha sido un poquito más largo que lo habitual. Sin ustedes al otro lado hubiera sido imposible y hubiese carecido de sentido.

¡Feliz fin de semana a todos y a ver que tal se le da a Osasuna el Real “de” Madrid que dice el director de esta casa!

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