El verano que dejamos

El verano siempre nos retrotrae a la infancia de cada uno; siempre. Y siempre tendemos a idealizar estos días de pueblo en donde normalmente los momentos suelen pasar más despacio que de normal y las horas son más soporíferas que en la ciudad.

Ahora mismo, son días de descanso dejando la ciudad a un lado y procurando que sean dos o tres semanas en lugar de una porque cuanto más tardemos en regresar a la capital más alargaremos el verano antes de que llegue septiembre.

Escribo estas líneas a 27 de agosto desde Barásoain, que fue donde empecé a redactar los artículos para el septiembre del año pasado. Y así como hoy me ha venido la inspiración mientras vemos- más bien está de fondo- los últimos kilómetros de una soporífera Vuelta que terminará el domingo de la semana que viene en Santiago, también he pasado siete días en Carcastillo en los que tan solo he tenido la capacidad de escribir un par de líneas a cerca de las charlas al fresco.

Dice la periodista Laila Jiménez que noséquien ha propuesto que estas sean patrimonio de la humanidad inmaterial de la UNESCO y yo me acuerdo de los ratos que pasaba, hace ya muchos veranos, con mi abuelo- al anochecer- “sentado” en el banco del hermano mayor de este. Lo de sentado es un decir porque con 10 o 12 años imaginaos lo que me interesaban a mi lo que hablaban los mayores… Yo me solía entretener con la perra que tenía mi abuelo, ya que siempre había opción de jugar con ella.

E idealizando el verano o no, a todos nos cuesta escapar de una infancia mas o menos feliz que nos persigue verano tras verano. Ayudando a los abuelos en la huerta; madrugando día sí día también, porque regar (o recoger lo que hubiera) a las 06.00h de la mañana era mucho mejor que hacerlo a las 15.00h con la fresca del gitano- que ya os explicaré un día en qué consiste-. Bajando cada tarde a La Oliva para Completas y cenar más de una vez a las 19.00h para que no se nos hiciera tarde.


En estos momentos me viene a la cabeza la frase de Orhan Pamuk en El museo de la inocencia, porque creo que dice una gran verdad: “en realidad nadie sabe que está viviendo el momento más feliz de su vida mientras lo vive”.

Así que yo lo voy a poner en práctica aprovechando que aún me quedan varios días de estar por el pueblo antes de que llegue septiembre, que para vosotros hace ya 17 días que llegó.

Hoy la primera parte de la presentación de la 14ª temporada del Tras el valle de Aranaz después del estreno de la semana pasada.. El viernes que viene volvemos con la crítica del primer episodio del regreso de Los protegidos.

¡Os esperamos!


Joseju Aranaz (@jjaranaz94)

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