De finales


Leticia me ha abierto los ojos. Hay diferentes personas que a lo largo de la vida me han abierto los ojos en diversas cuestiones, pero “la” Leti me ha hecho reflexionar a cerca de lo que estáis leyendo ahora. ¿Porqué lo hago? Con qué fin? ¿Que derecho tengo a hablar de los demás, aunque tenga su permiso? Hacía muchísimo tiempo que no estaba con Leti, y las más de tres horas que he compartido hoy con ella y con otra amiga me han hecho reflexionar y mucho. También le he dado vueltas a la cabeza, pero para hablar sobre la cuestión de escribir aquí sobre la gente a Leti le han sobrado casi las tres horas. Ha sido algo que lo hemos hablado en los cinco últimos minutos y realmente me parece que tiene razón.

“Si piensas eso sobre las personas, díselo a la cara” han sido más o menos sus palabras, y no es la primera persona que me lo ha dicho, pero quizás por el hecho de habérmelo dicho a la cara me ha surgido efecto y me ha llegado. Es cierto que he tenido el permiso de todos y de cada uno de los que he hablado aquí, pero no creo que eso justifique nada. He hablado de muchas personas, y a pesar de la audiencia, los escritos sobre Izas, Rakel, Aitzi, Naiara y sobre todo del de Laura- aunque haya sido el “Hablemos de…” que menos visitas haya tenido- es de los que más orgulloso me siento. De los demás- algunos casos a parte- ni fu ni fa. Algunas personas han perdido el respeto que les tenía, y aunque haya muchas escritas- de las cuales todas son ciertas- hay otras muchas que me he callado y que no merece la pena sacar.

Realmente me siento agradecido por esas personas que por muy poco que haya escrito de ellas me lo han agradecido. Al principio de temporada dije que me gustaría hacer un programa más humano- “que ponerlo escrito queda muy bonito, pero llevarlo a la realidad...” me acuerdo que me dijo una buena amiga- y en cierta medida lo he conseguido. Me habéis conocido como si no hubiera un mañana- “la vida” que diría uno que se yo- y en parte me siento un poco hipócrita, porque he hablado de un montón de cosas chorras, y no de lo realmente importante. Pero bueno...

El último Tras el valle fue el más visto de todo el universo Obama´s Channel, ¿y a mi que? Me importan las personas, y lo que realmente me ha hecho pensar esto es lo que me han llegado a decir. A dejar sin palabras a una protagonista, a agradecérmelo mil una otra, a recordar momentos ya olvidados otras y decir que lo que había escrito de ella le había gustado mucho otra más.

Obviamente vivimos de las audiencias, pero para mi es algo secundario. Los programas que he escrito de verdad son los que me han merecido la pena, ya que esto lo hago por gusto y las palabras que algunas de las protagonistas me han dicho, valen más que cualquier visita que haya tenido cualquiera de los programas más vistos.

Hay personas a las cuales recordarás toda la vida y hay otras de las que te olvidarás y quizás ni las saludes al cruzártelas por la calle. Porque se puede ser, maleducado, honesto, hipócrita o simplemente gilipollas. Como lo digo lo pienso, y lo que le he dicho hoy a Leti, de que echaba de menos a una persona de la cual hace mucho tiempo me parecía básica en mi vida, igual no la echo tanto en falta. A las personas que me han importado en realidad en el momento de cagarla, les he pedido perdón- y viceversa- y me han perdonado como lo he hecho yo. Y no pensaba hablar de Leti, pero me gustaría decirle una cosa más; la decepción y el “ÉXITO” nunca vienen solos así que GRACIAS de todo corazón. Junto a María eres una de mis fuentes de inspiración, de verdad, y es por ello que os estaré agradecido toda la vida.

Y es en estos momentos en los que me acuerdo de Roma, la Ciudad Eterna, a la cual mañana se va el hermano de un servidor. Nos os imagináis la envidia que me da- pero de la sana- ya que como hay noches – aquella de San Fermín por ejemplo Mery- que no se olvidan, hay personas, lugares y momentos a los que siempre volverás y siempre estarán ahí, serán eternos, como la bella Roma. Pero voy a dejar de escribir antes de que sea demasiado tarde para arrepentirme, porque hoy la cosa va de finales ( y ya veremos si definitivos o no). De momento vamos ha hablar de la final celebrada el martes en Pekín Express y de lo acaecido el míercoles en la final de la cuarta edición de MasterChef.

13 etapas, 5.000 kilómetros y 2 países, Sri Lanka e India, han sido el escenario de la sexta edición del reality de aventuras que produce Boomerang TV para Atresmedia. Bombay ha sido la ciudad elegida para poner el broche final a la aventura en la que 10 parejas han competido durante más de un mes para intentar alzarse con el gran premio en metálico que ofrece el programa.
Finalmente solo una de ellas ha sido capaz de alcanzar las mieles del éxito en una frenética final de infarto. Matías y Nabil han conseguido superar a Blanca y Pepe convirtiéndose así en los ganadores por derecho propio de Pekín Express: La ruta de los elefantes. El premio final a repartir asciende hasta los 39.000 euros.

Durante la carrera, las dos parejas finalistas tuvieron que hacerse con los cinco polvos de colores típicos de la India para celebrar la fiesta del Holi. Tras elegir un primer color cada pareja, los concursantes tenían como objetivo hacerse con los cuatro colores restantes. A lo largo de la yincana, solo la pareja más rápida podría hacerse con los colores que les faltaban. Blanca y Pepe fueron los primeros en llegar, encontrar el sobre con el sello de Pekín Express y hacerse con el color rojo.
Tras ello, ambos se sometieron a una pregunta al azar de sus antiguos compañeros. Mientras que Blanca y Pepe recurrieron a Cuco y Cuca para responder cual era la moneda de Sri Lanka de manera correcta, la rupia; los primos vieron su carrera retrasada 10 minutos por no conocer el nombre de las escalinatas que se encuentran en las orillas de los ríos y los lagos en la India, Ghat, que les preguntaron los vascos, Marta y Giorgi. Por último, los primos y los aristócratas tuvieron que convertirse en repartidores de inciensos a lo largo de un templo hindú. En esta ocasión, Blanca y Pepe se hicieron con un nuevo amuleto valorado en 10.000 euros.

En la segunda parte de la yincana se puso en juego un nuevo amuleto valorado en 20.000 euros. Los concursantes se marcharon al barrio musulmán, conocido como uno de los mejores lugares para probar auténtica comida callejera, para conseguir un nuevo color de polvo hindú, el naranja. Blanca y Pepe volvieron a llegar en primera posición para intentar reconocer las 6 especias que condimentaban el plato típico hindú. Tras un tercer intento, los aristócratas se hicieron con el tercer color de la yincana.

De nuevo, los exconcursantes probaron su memoria. Mientras que los aristócratas eligieron a las gogós para nombrar a las cuatro parejas que tuvieron un sobre negro en la etapa de Colombo, los primos eligieron a las jerezanas para nombrar los tres colores que componen la bandera de la India. En esta ocasión, ambos dieron con la respuesta correcta y no fueron penalizados.

El museo Príncipe de Gales fue el punto de reunión para el nuevo juego. En esta ocasión las parejas tuvieron que convertirse en repartidores de comida a domicilio. Una vez más, Blanca y Pepe fueron finalmente los primeros en obtener la dirección correcta de entrega de la comida y en regresar al punto de reunión con Cristina, consiguiendo así un nuevo amuleto valorado en 20.000 euros.

En la tercera y última etapa de la gran final, los finalistas lucharon por conseguir los colores restantes que les faltaban para alzarse con la victoria. Las parejas se dividieron para este último tramo de la yincana. Mientras que Nabil y Pepe optaron por ser los corredores, Matías y Blanca tomaron el rol de narradores.

En la prueba, los narradores tuvieron que orientar a los corredores con una maqueta del barrio hindú en el que podían ver los lugares exactos donde se encontraban los cinco colores que se pusieron en juego durante toda la prueba. Mientras que los aristócratas tuvieron que buscar solamente dos colores, los primos tuvieron que dar con hasta cuatro colores a lo largo de este último tramo de la carrera.

La compenetración de los primos provocó que estos lograran finalmente imponerse a los aristócratas alzándose así con el premio de 39.000 euros a pesar de las adversidades surgidas a lo largo de toda la etapa. A pesar de tener todo en su contra, Matías y Nabil ganaron por derecho propio el título como ganadores de Pekín Express.

Como decimos, Pekín Express despidió este martes 28 de junio su sexta edición tras haber pasado por ni más ni menos que tres cadenas- Cuatro, Antena 3 y laSexta- y cuatro presentadores: Paula Vázquez, Raquel Sánchez Silva, Jesús Vázquez y Cristina Pedroche, a quien reservaron los últimos minutos de la final para enviar una dedicatoria a los fans más incondicionales del reality de aventuras.
Las palabras, además, podrían tener sabor a despedida tras finalizar su sexto año con una media de 1.292.000 espectadores, lo que se traduce en un 7,8% de share. Es por ello que el mensaje final de la presentadora vallecana podría ser interpretado de varias maneras, no solamente despidiendo a los espectadores sino a su propio equipo, quien posteriormente protagonizó algunas de las tomas falsas.

"Aquí termina su viaje y el nuestro. Llegaron cargados con una mochila y se van con un equipaje mucho más valioso. Treinta días de aprendizaje que les han enseñado que viajar no es cambiar de sitio sino cambiar de piel. Si vosotros queréis hacer lo mismo, de verdad no dudéis. Luchad por vuestros sueños. Aventureros los que estáis en casa, ¡a las armas!".

Por su parte, el miércoles también concluía la cuarta edición de MasterChef en la cual la gemela Virgina se proclamaba la ganadora tras vencer en el gran duelo final a Angel. “Nos habéis emocionado. Os habéis ganado que os llamemos cocineros”, manifestaban con orgullo Pepe Rodríguez, Jordi Cruz y Samantha Vallejo-Nájera.

El ama de casa procedente de Cádiz se llevó el triunfo “por los pequeños detalles”, tal y como reconocieron los jueces después de una difícil deliberación. Se impuso así al joven fregaplatos valenciano, el favorito de largo para el público por su constante evolución y por su creatividad. Ella, pese a su nivel, fue muy criticada por su comportamiento y el de su hermana gemela, Raquel, durante el concurso.

La campeona se llevó un maletín con 100.000 euros de premio, la publicación de su propio libro de recetas, un máster en cocina, técnica y producto que otorga el Basque Culinary Center y, por supuesto, el título de MasterChef, que la acredita como cocinera profesional.

La cuarta edición emite la gran final entre José Luis, Ángel, Rocío y Virginia, con un papel principal de los cocineros Pedro Subijana, Juan Mari Arzak y Martín Berasategui, quienes degustarán los platos de los aspirantes.

Nada más empezar, el programa les descubría una sorpresa a los cuatro finalistas: sus propios libros de recetas. Eso sí, en blanco. “Cuando acabe la noche, en esas páginas comenzarán a escribirse las recetas de uno de vosotros”.

Llegaba la primera prueba del desenlace enseguida, la que determinaría la identidad del primero en acceder al duelo final: Los aspirantes a cocinillas recibieron en el decorado del programa a Joan Roca, protagonista de este duro reto.

El chef catalán, con 3 estrellas Michelín en su haber, se encargó de traer una de sus creaciones, el steak tartar. Se trataba del plato que los cuatro debían recrear… Pero, eso sí, al ritmo marcado por el chef. Sin reloj, solo siguiendo el paso y las directrices que iba dando el prestigioso invitado, la cuadrilla sufría para no perder el compás. “¡No corras mucho!”, le pedía José Luis antes de comenzar.

Con la prueba a punto de terminar, llegaba la polémica. Virginia comenzaba a acusar a sus compañeros de haber derramado las bolas de helado que se necesitaba para completar la presentación del plato. “Ya te vale, tía”, le dijo a Rocío nada más separar las manos de su elaboración.

José Luis era el primero en enseñar su obra, que no destacaba por su presentación. La mezcla había quedado licuada por una gran cantidad de aceite. “No tiene la capacidad de estar tranquilo. Esto no reproduce el plato de Joan Roca. No te puedes perder en una final”, le decía Jordi Cruz. “Es repugnante”, le espetó Vallejo-Nágera.

Virginia era la segunda en salir a la palestra. “Está rico”, reconocía Roca. “Está bastante perfectito. Tiene mucho mérito”, añadía Rodríguez.

Ángel, nervioso, se mostraba insatisfecho con su acabado. “El vinagre no se ha reducido lo suficiente”, le corregían, pero también le reconocían el mérito: “Te veo una evolución tan impresionante, que te tengo que felicitar”. “Te falta afinar un poco”, le advertía Rodríguez. Jordi Cruz, eso sí, fue especialmente duro con él, recriminándole múltiples defectos; entre otros, el haberse puesto un trapo sobre el hombro.

Rocío era la última en pasar el examen, aunque también con críticas. “Se me queda todo bastante simplón”, la atizaba Pepe Rodríguez. “Te veo conforme y hay que tener más ambición para estar en la final de MasterChef”, seguía con tono estricto.

Qué difícil es ser jurado… No os lo hemos puesto nada fácil”, afirmaba Joan Roca antes de decantarse por Virginia como primera en llegar al duelo final. Minutos antes se había encomendado a su Cristo de la Misericordia, la estampita que llevaba siempre consigo.

Al conocer el fallo, quiso acordarse, emocionada, de su hermana: “Luchamos mucho por llegar hasta aquí”.

Rocío, Ángel y José Luis disfrutaban, pese a no haber logrado el pase, de una cena con los jueces antes de tener lugar la segunda prueba de la noche. La velada, en el Hotel Santo Mauro de Madrid, sirvió para que los tres estrecharan lazos con sus examinadores.

A quién no echáis de menos?”, inquiría Samantha Vallejo-Nájera. Los dos concursantes masculinos señalaban a Reichel. Rocío, por su parte, reconocía que había notado un “pique” con la jueza. Por su parte, Pepe Rodríguez daba su opinión honesta y nada gratuita al analizar el concurso de Ángel, con quienes habían sido especialmente críticos desde el principio: “Yo te veía flojo. Ahora veo tu progresión. No me parece suficiente para la cocina, pero lo valoro en lo personal”.

La ubicación de la cena no era casual: al día siguiente, los tres aspirantes restantes volvían a entrar por la puerta del hotel. ”¿Tomasteis buena nota de lo que cenasteis? El menú que deberéis hacer será el mismo de anoche”, les avanzaba Rodríguez. Se trataba de una carta elaborada por Quique Dacosta, ídolo de un Ángel para quien la prueba ya resultaba especial por otro motivo: era el cumpleaños de su madre.

Como jueces, el propio Dacosta y el equipo de cocina del alojamiento, pondrían las cosas muy difíciles para Ángel, José Luis y Rocío. En total, cada uno debería sacar dos platos en un tiempo de 150 minutos.

Las cosas no empezaron bien para Rocío y José Luis: ella tuvo problemas con su primer plato, las piedras (que no pudo probar la noche anterior por ser alérgica a las trufas), aunque pudo servirlas; él, sin embargo, no logró sacar adelante el buñuelo líquido de bacalao a los comensales. En cambio, un motivado Ángel sí logró convencer con los pétalos de rosa.

El pez limón era el segundo servicio de Rocío y, pese a un exceso de picante, recibía un aprobado de la exigente mesa. José Luis, sin embargo, volvía a verse en apuros: su arroz cenizas estaba en exceso picante, lo que obligó a colarlo para que perdiera ese sabor. Ángel, a quien le había tocado un postre de queso fresco, chocolate y café, también veía por momentos perder el control de la situación. El primero de los dos no culminó como debiera su segundo esfuerzo, precisamente por el exceso de picante; el retraso del anterior servía al segundo para ir culminar su plato dulce con algo más de tranquilidad. Las críticas volvieron a ser favorables para el fregaplatos valenciano.

Este último era quien mejor parado salía de las valoraciones. De hecho, Quique Dacosta destacaba su postre como el mejor plato presentado de los seis. El jurado tomaba la palabra y coincidía con él: “Ángel, eres el modelo de evolución que tanto nos gusta. Al principio, centraste tus energías por cosas sin importancia. Cuando te diste cuenta de que eso no conducía a ninguna parte, te vimos despegar. Has aprendido poco a poco, pero sin pausa. Es lo que valoramos en MasterChef”, antes de confirmar su paso al duelo final contra Virginia.

Eso sí, José Luis no se iba con las manos vacías: “Has mantenido una evolución constante, hasta que la dificultad te ha superado. Pero tu actitud es envidiable. Eres un ejemplo”. Motivos más que suficientes para recibir un regalo: un curso de especialización en el Basque Culinary Center.

Con los dos finalistas decididos, el plató del formato se abría a los familiares de Ángel y Virginia. Era el momento más emotivo de la noche, sin que ninguno de los presentes pudieran contener las lágrimas. A continuación, para darles calor durante el duelo, los concursantes eliminados hasta el momento estuvieron en las gradas, animando. Pero no solo ellos estarían en plató observando: Pedro Subijana, Juan Mari Arzak y Martín Berasategui estarían muy atentos para dar un veredicto.

La prueba consistía en elaborar un menú completo, compuesto por un entrante, un plato principal y un postre, con dos raciones de cada elaboración. Todo ello, en dos horas. “Virginia, es momento de dejar de lado a la ama de casa. Si estás en la final es porque puedes ser una cocinera profesional”, le decía Jordi Cruz a ella. “Ángel, solo te falta creerte que puedes llegar a ser un cocinero profesional”, le recomendaba Vallejo-Nájera a él. El jurado al completo designaba la prueba como la de mayor nivel vista en las cuatro ediciones del talent show en La 1.

Uno y otro mostraron, efectivamente, la técnica aprendida y un temple alcanzado tras los tres meses de trabajo. Eso sí, en los últimos treinta minutos la situación ganó en intensidad. Virginia iba demasiado confiada, a ritmo templado; Ángel, por el contrario, había metido la quinta: eso le llevó a dejar pasar algunos detalles, como coger las obleas con las que aderezar su postre: un gin tonic. El tiempo se les echó encima, y el programa accedió a dar cinco minutos extra para que ambos pudieran emplatar.

Anchoas, fino y plancton” era el nombre del entrante de Virginia: “Tiene mucha creatividad, es una especie de vinagreta especial”, decía Arzak. “Puedes estar orgullosa hasta decir basta”, apreciaba el siempre amable Berasategui a la jerezana. Ángel, por su parte, ofrecía su visión del plulpo a la gallega: “No parece un pulpo a la gallega, es más moderno e innovador, pero sabe a pulpo a la gallega”, decía Subijana. 1-0 para Virginia.

Virginia presentaba a continuación su plato principal, “Presa al oloroso”, que obtenía también excelentes palabras. El más crítico, como de costumbre, Jordi Cruz, “se desmontaba” ante la calidad de la elaboración. “No se puede pedir más”, añadía Pepe Rodríguez. Ángel se lanzaba con una langosta con carpaccio y oreja de cerdo, que gustó sobre todo por lo estético: “Hay concepto, hay técnica, hay saber hacer”, incidía Berasategui. “Cualquiera de nosotros podía poner este plato en su carta, por muchas estrellas que tengamos”, le alababa Subijana. “Cualquiera de nosotros te daríamos oportunidad de trabajar en nuestras casas”, comentó Cruz. A pesar de ello, Viginia también ganaba el segundo asalto y se ponía con un 2-0.

Por último, el postre. Virginia realizó un tocino de cielo partiendo de una receta familiar propia de su Jerez natal: “Está muy bien conseguido, muy bien rematado”, le destacaron. Ángel también convenció con su gin tonic, inspirado en Arzak. Tanto, que Berasategui quiso estrechar la mano del joven, como muestra de su respeto. Aquí fue Ángel quien puso el 2-1 final para la de Jerez de la Frontera.

Habéis hecho un gran trabajo y lo reconocemos”, les felicitaba Pepe Rodríguez, minutos antes de resolver el veredicto. Virginia sucedía en lo más alto del talent show a Carlos Maldonado.

Y así las cosas terminamos una tercera temporada de Tras el valle con 29 programas desde octubre y con un total de 61 entregas. Ha sido la mejor temporada y el mejor año dentro de Obama´s Channel y en gran parte ha sido por vosotros.

La renovación ya me la han ofrecido, habrá que ver si la aceptó o no, porque me gusta ir día a día. En este momento me siento saturado, quizás en septiembre u octubre vuelva a tener las ganas que necesito. A pesar de ello, tengan por seguro que estos 61 programas han merecido muchísimo la pena.

Llega el verano, así que descansen, gozen, disfruten, pásenlo bien, y Dios y el tiempo dirán si nos volvemos a leer o no. Gracias, gracias siempre, porque como ya saben, esto sin ustedes al otro lado hubiera carecido de sentido y hubiera sido imposible.

¡MUY FELIZ VERANO!

Comentarios

  1. Queremos el regreso de Madi's moment

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. En el siguiente enlace podrás encontrar el TEVDA más parecido al desaparecido Madi´s moment: http://obamaschannel.blogspot.com.es/2015/11/adios-con-el-corazon.html#more Son canciones que están muy bien. Muy ingeniosas todas!

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