Cómo destruir el cristianismo de una vez por todas… o no (I)


¿Creéis que he podido tener una crisis de fe para que hayáis leído el título con el que he decidido titular el artículo de hoy? Podría ser así, pero no es el caso. Me ha parecido sugerente y mediante las líneas siguientes (durante dos viernes) voy a deciros cuales son las razones por las que creo en Dios. La intención de este artículo no es aleccionaros, ni “comeros la cabeza” sino mostraros mi punto de vista acerca del cristianismo y más concretamente del catolicismo. Y para empezar os voy a contar una historia. Una historia verídica acaecida en la Universidad de Alemania, a principios del siglo XX.
 
Durante una conferencia con varios universitarios, un profesor de la Universidad de Berlín propuso un desafío a sus alumnos con la siguiente pregunta:
 
-"¿Dios creó todo lo que existe?"
 
Un alumno respondió valientemente:
 
-"Sí, Él creó todo lo que existe..."
 
-"¿Dios realmente creó todo lo que existe?" preguntó nuevamente el maestro.
 
-"Sí señor", respondió el joven.
 
El profesor dijo entonces:
 
-"Si Dios creó todo lo que existe, ¡Entonces Dios hizo el mal, ya que el mal existe! Y si establecemos que nuestras obras son un reflejo de nosotros mismos, ¡Entonces Dios es malo!"
 
El joven se calló frente a la respuesta del maestro, que feliz, se regocijaba de haber probado, una vez más, que la fe era un mito.
 
Otro estudiante levantó la mano y dijo:
 
-¿Puedo hacerle una pregunta, profesor?
 
-Lógico.
 
-Profesor, ¿el frío existe?
 
-¿Pero qué pregunta es esa?... Lógico que existe, ¿o acaso nunca sentiste frío?
 
El muchacho respondió:
 
-"En realidad, señor, el frío no existe. Según las leyes de la Física, lo que consideramos frío, en verdad es la falta de calor. Todo cuerpo u objeto es factible de estudio cuando posee o transmite energía; el calor es lo que hace que este cuerpo tenga o transmita energía. El cero absoluto es la ausencia total de calor; todos los cuerpos quedan inertes, incapaces de reaccionar, pero el frío no existe. Nosotros creamos esa definición para describir de qué manera nos sentimos cuando no tenemos calor."
 
-Y ¿la oscuridad?- continuó el estudiante.
 
El profesor respondió:
 
-Existe.
 
-La oscuridad, en realidad, es la ausencia de luz. La luz la podemos estudiar, ¡La oscuridad no! A través del prisma de Nichols, se puede descomponer la luz blanca en sus varios colores, con sus diferentes longitudes de ondas, ¡La oscuridad no! ¿Cómo se puede saber que tan oscuro está un espacio determinado? Con base en la cantidad de luz.
 
Finalmente, el joven preguntó al profesor:
 
-Señor, ¿el mal existe?
 
El profesor respondió:
 
-Como afirmé al inicio, vemos estupor, crímenes, violencia en todo el mundo. Esas cosas son el mal.
El estudiante respondió:
 
-El mal no existe señor, o por lo menos no existe por sí mismo. El mal es simplemente la ausencia del bien. De conformidad con los anteriores casos, el mal es una definición que el hombre inventó para describir la ausencia de Dios. Dios no creó el mal. el mal es el resultado de la ausencia de Dios en el corazón de los seres humanos. Es igual a lo que ocurre con el frío cuando no hay calor, o con la oscuridad cuando no hay luz.
 
Inmediatamente el público presente irrumpió el salón con un gran aplauso para el joven mientras que el profesor se sentaba turbado y en silencio antes la profunda y contundente repuesta del joven.
 
El director de la universidad que estaba sentado en una esquina de la sala, se levantó y se acercó al joven que había demostrado, que el mal no ha sido la creación de Dios, sino la ausencia de Dios en el corazón del hombre, y le preguntó, cuál era su nombre.
 
Y él joven le contesto:
 
- Me llamo Albert Einstein.
 
¿No os ha convencido? Claro está que Einstein creyera en Dios no demuestra nada, ni siquiera que muchos científicos fueran curas. ¿Acaso el mundo no fue creado por el conocido Big Bang? Muchos de vosotros seguro que pensáis que tengo argumentos para decir que fue Dios, y no os equivocáis. ¿Sabéis quien fue el que propuso dicha teoría? El profesor de física y astronomía Georges Lemaître, que casualmente también era sacerdote. Vaya... Pero eso a la gente le da igual. ¿Quién hizo que el universo se expandiera? ¿Un polvo de estrellas? ¿Unas partículas? ¿Quién creo todo eso?
 
Nadie duda de que Platón o Aristóteles existieran y en cambio muchos dudan de la existencia de Jesucristo, que es mucho más cercana a nuestro tiempo. Si Jesucristo es Dios o no también sería un dilema muy interesante (el catolicismo dice que sí), pero eso lo abordaremos en el programa 101.
 
Voy a intentar explicaros algo que Santo Tomás de Aquino, casualmente, cogió de Aristóteles.
 
Para empezar preguntaros que es la nada. ¿La oscuridad? ¿El cerrar los ojos y no ver nada? ¿Ver negro? Todo eso ya es algo, así que no. La nada es la ausencia de todo y es algo que ni nos podemos imaginar. Y si estamos de acuerdo hasta aquí, estaremos de acuerdo también al decir que de la nada no sale nada, ¿no? No creo que nadie de vosotros dude que todo tiene un final, y así como todo tiene un final todo tiene un principio, con lo cual llegaríamos a un punto en el “principio” en el que no hubo nada y volveríamos de nuevo a que “de la nada no sale nada”. La pescadilla que se muerde la cola. ¿Debería existir algo que no conozcamos para que de sentido a todo esto? Personalmente pienso que si, llamémosle Dios, llamémosle Causa Encausada o llamémosle X, pero existe ese algo que no conocemos o no existe nada.
 
Seguramente nunca os lo habías planteado, yo hasta ahora tampoco, pero pensadlo, dadle vueltas. Lo que os acabo de explicar no tiene nada que ver con la fe, con creer o no creer, tiene que ver con la razón.
Os doy 21 días- tres semanas exactamente- para que si queréis le deis vueltas a todo esto. Próximamente la segunda entrega.
Gracias como siempre por haber estado ahí, porque esto sin ustedes carecería de sentido y no sería posible.

¡Feliz fin de semana familia!

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