El año pasado ya me ocurrió alguna vez lo del viernes anterior. Escribir como si no hubiera un mañana y tener que cortar el artículo a la mitad por no pasarme de esa página a 1,5 de espacio que tengo como límite. Por eso, lo de esta noche, es un poco la continuación de lo de hace siete días, donde lo dejábamos tomando como referencia una frase de Picasso; de ser originales, de volver al origen. En mi caso a 2014. Mi sueño era abrir el portátil por las noches- que es cuando de normal me viene la inspiración-, cuando terminaba de cenar. Entrar en Blogger, abrir una nueva entrada y ponerme a escribir. Escribir sobre lo que me había pasado ese día, escribir sobre mis sentimientos más profundos sin miedo ni pudor, escribir como quien se desahoga con su mejor amigo. Escribir como quien se encuentra a sí mismo y se alegra de haberlo hecho. Eso era la felicidad, ese era mi sueño. Y a los veintitantos mi sueño no es publicar libros, mi sueño es y sigue siendo, escribir desde de...