¿Dónde está Leire Muñoz?
La
marquesa está triste, ¿qué tendrá la marquesa?, los suspiros se escapan de su
boca de fresa. La marquesa de Griñón, la hija de Isabel Preysler; Tamara Falcó.
La
cuestión es que del pobre Íñigo Onieva (el novio) se han reído los periodistas
por una carta pública a Tamara Falcó (la que acuñó el concepto sobrecogedor del
nanosegundo en el metaverso, sin saber qué significaba según confesó anoche)
en la que lamentaba “haberla hecho daño”. ¡Haberla! Yo, sin embargo, reconozco
el arrojo y la personalidad que hay que tener para cometer un laísmo tan
sangrante cuando vas a emparentarte con Vargas Llosa. ¿Y qué es eso del engagement? ¿Por qué no usamos palabras
que entendamos todos? Que no somos Leire Muñoz.
Otros
que lo han dejado, estos tras más de siete años, han sido Risto Mejide y Laura
Escanes, pero la noticia no ha tenido tanta repercusión como la de la marquesa.
Y
no me gustaría terminar sin comentar que tras una competición hípica, la
infanta Elena se bajó del caballo y se le subieron los humos: mosqueada con una
reportera que se había dirigido a ella por su nombre de pila, la
primogenitísima se revolvió y le soltó a la reportera un “doña Elena, por favor,
¿vale?” que ha sonado hasta en Abu Dabi. Y sí, vale: cierto es que mientras los
demás nos tenemos que ganar el tratamiento, ella lo lleva en la masa de la
sangre azul Borbón. Y sí, también es cierto que le ha tenido que resultar
difícil pasar de recibir palitos en el lomo a que le pongan palos en las
ruedas, del olor de multitudes al tufo de los escándalos del padre y del
cuñado, de revistas que la consideraban la quintaesencia de la elegancia
(porque no podía serlo de la belleza) a medios de comunicación que cuestionan
hasta lo que se gasta en hacerse la trenza. Pero con esa soberbia no se va a
ningún sitio, doña. En lugar de bajarse del caballo, tendría que caerse del
burro.
Y
el título de hoy va porque soy consciente de que Leire Muñoz hubiera escrito
sobre lo mismo pero desde un punto de vista totalmente distinto. Con esa ironía
que la caracteriza y que yo he intentado buscar sin conseguirlo, sin ese punto salsero que le pone la
amiga, con esa gracia que yo no he logrado este viernes.
Querida
Leire: Ana Rosa hace ya tiempo que volvió a su programa. Ojala que el Que no
salga de aquí vuelva. La pelota, y la presión pública, perdóname, están en
tu tejado. Esperamos impacientes ese “muy pronto” que dicen las promos en
televisión.
Nosotros
volvemos en siete días.
Gabon
familia.
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