Diario de una JMJ (IX)

 

El respiro de Dios está entrelazado con el nuestro. Dios está en nosotros.

            Me despedía hace casi un mes diciendo que regresábamos al camping de Braga después de haber pasado la mañana subiendo (y bajando) a Bom Jesu do Monte (recuérdalo aquí). Y mientras la mayoría hemos querido bajar en el autobús público (que quizás hubiera sido mucho más lógico cogerlo a la ida), hay unos pocos que han querido volver andando.

            Voy a evitar los nombres como el de Juan Pablo Valencia, por no darle bombo demás, y por subrayar que los últimos en llegar al camping (sin contar los que han vuelto andando) hemos sido Sonia Ginesta y un servidor. A unos 5´ de llegar Cristina Clemente ha ralentizado el paso como queriéndonos esperar mientras hablábamos de no recuerdo muy bien qué, pero viendo nuestro ritmo ha vuelto a sacarnos distancia.

            Al llegar, y sin ducharnos- lo hemos hecho luego, no penséis…-, nos esperaba una paella de marisco que ríete tú de las valencianas. ¿Valen… qué? Nada que envidiarles. Una de las mejores que he probado en estos 29 años de vida por este mundo, y quizá no era para tanto, pero había mucha hambre. Dos platos hasta arriba a falta de ración y melón de postre que, aunque calentorro, ninguno hemos protestado.

            Por la tarde, la siesta no se ha hecho esperar, ya fuera en las tiendas de campaña, sobre el césped o sobre alguna estirilla dentro del edificio de las duchas.

            Hay gente que ha decidido invertir el rato en tomar el sol, y mientras los que han optado por pasar parte de la tarde en la piscina han salido a las 16.30h, el resto- a los que nos interesaba más ver Braga que ir a la piscina- hemos apurado el sueñecito un poco más para salir a las 17.30h.

Las Chaverri, Cristina Sagués, María Perdón, Sor Mary Luz, Sonia y un servidor hemos sido el primero de los dos grupos que ha decido pasear por las calles de Braga mientras hablábamos de las ikastolas navarras y dábamos nuestra opinión acerca de ellas a pesar de haber sido el único que había estudiado en una (en Jaso) y conocer Paz de Ziganda (después de haber estado en un par de ocasión haciendo talleres con la Manco).

Hemos visto la catedral (por fuera y por dentro hasta donde era gratis) entre otras cosas (la foto es obra de María Chaverri, que como buena arquitecta le han gustado los colores de la fachada y se ofrecido a echarnos la foto) y después, y tras encontrarnos con los jóvenes que habían optado por ir a la piscina nos hemos juntado a tomar algo.

Y lo de juntarnos es un decir, pero hoy no tenemos tiempo para más.

Volvemos en siete días. Gabon familia.


Aranaz, Joseju (@jjaranaz94)

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