"Ella misma"
Quedan
apenas unos minutos para que se acabe el día. Y queda poco más de
un día para que termine el mes. Es 30 de julio y acabo de salir del
cine tras ver Venganza:
bajo cero con Liam
Nesson. He ido con Iñaki y
a la salida de la misma nos hemos juntado con la prima Paloma. Hacía
mucho que no coincidíamos, pero iba a cenar y ya era relativamente
tarde.
La
película nos ha dejado un poco fríos. Sabíamos
que no era la cuarta parte de la saga Venganza,
protagonizada por el mismo Nesson, pero esperábamos más. Más
acción, más persecuciones, más… todo.
Quizás
es por eso que de vuelta a casa hayamos estado callados
y a pesar de comentar lo fastidiados que andamos los dos del menisco,
hemos tenido tiempo para pensar en nuestras cosas.
A
mi me ha venido ella
a la cabeza.
Supongo
que tendré alguna foto con ella, pero me he puesto a mirar fotos
viejas y no he encontrado ninguna. He visto fotos con sus hermanas,
pero no de los dos juntos.
Hace
mucho que no la veo. Que no trato con ella y por eso siento tanta
nostalgia.
He
recordado que de pequeños siempre íbamos a su casa- no sabría
decir si todos los domingos- pero era algo que hacíamos
frecuentemente. Tres hermanas, tres cumpleaños. Pero también muchos
domingos.
Muchos
ratos jugando con los Reyes europeos (los gigantes, quiero decir) que
muchas veces nos teníamos que conformar con verlos porque tocarlos
era algo ocasional y solo al alcance de unos pocos.
Cada
cumpleaños un trozo de
tarta de Taberna
que tras varios años derivó en unas pastas de La
Yana y unas Artinata
al rededor de una mesa camilla.
Una
televisión sin mando a distancia- a mi en ese momento de mi infancia
me parecía algo inconcebible- con 10 botones en el lado izquierdo de
la pantalla.
Un
sofá
con sobres vacíos debajo de
los cojines no fuera a ser que necesitaran escribir una carta.
Todo
en un edificio que actualmente ya no existe, en un piso de alquiler.
Lo
del título de hoy va por ella, pero pasó bastante tiempo más
tarde.
He
cenado un yogur, un poco de sandía y un vaso de agua. Todo el mundo
sabe que la gente va al cine a comer palomitas, pero que la película
no haya alcanzado las expectativas nos ha dolido un poquito. ¡Y
encima no he comido más que regalices! Demasiado a mi entender para
haber cenado tan poco.
Pero
sigamos con ella.
Una
de esas veces que íbamos
mi hermano con mi padre y mi
madre aparcamos el viejo Zafira- en ese momento era de lo más
moderno que había- en el Parking de la Plaza de Toros y aparcando
marcha atrás, mi padre le dio a una columna y la luna de atrás se
quedó hecha añicos. ¡Para,
para…! le gritábamos
Iñaki y yo desde la parte de atrás. ¡Que
le vas a dar! Pero
en que momento te vas a fiar
de dos mocosos que justamente levantan un palmo del suelo. En
fin…
El
edificio que ya no existe daba a las calles Amaya y Leyre de
Pamplona y
recuerdo
que nada más entrar al piso había dos sillones elegantes a la par
de cómodos que ahora me recuerdan al hall
de cualquier pequeña pensión. Nada más entrar a la derecha nuestra
habitación preferida, la de los gigantes. Actualmente están en
nuestra casa y no les hacemos ningún caso, pero por aquel entonces
nos maravillaba
ver a nuestra padre moverlos con las manos.
Un
poquito más adelante en ese mismo lado derecho la habitación de
coser, donde si no recuerdo mal la tarta de los cumpleaños aguardaba
allí hasta que llegáramos. Y ya de frente el salón o cuarto de
estar con el periódico encima de la mesa camilla y la televisión de
fondo.
Seguidamente,
y ya volviendo por el lado izquierdo del pasillo, la habitación de
dos hermanas, el baño, la cocina (¿o era primero la cocina y luego
el baño? No lo recuerdo bien…), y la habitación de la tercera
hermana. De la mayor. De
la que antes se fue.
Recuerdo
que la noticia me la dio mi abuelo Julio, nada más bajar del autobús
de la ikastola. No
sé los años que tendría.
Pero
no era ella.
Ella
era la segunda. En otro lugar, en otra calle. En otro edificio. Con
bien entrados los 90 y la mirada puesta en un gesto indescriptible
que le hacia ella
a mi hermano cada vez que se veían.
Una
pregunta. ¿Quien es la que sale en la foto?
Ella
educada, educada con todo el mundo dio una respuesta que hasta que no
se nos explicó
no la comprendimos.
Una
respuesta. Ella
misma.
Era tan educada que hasta a ella misma- valga la redundancia- se
trataba de usted.
Y
en todo esto es lo que he pensado de vuelta a casa. No sé si la
historia os habrá llegado, pero a mi se me ha movido un “no sé
qué”, un “qué sé yo” por dentro.
La próxima semana más.
Gracias por estar al otro
lado.
¡Feliz fin de semana
familia… y Aúpa Osasuna- por la tercera hermana, por su radio, por
su recuerdo-!
Joseju Aranaz (jjaranaz94)
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