Querida familia


Es viernes, 26 de mayo de 2017 y el tiempo apremia más que nunca. Los alumnos de la UNAV hace ya tiempo que acabaron las clases y los exámenes, los escolares han ido haciendo los últimos exámenes y los alumnos de la UPNA los vamos a realizar en menos de dos semanas. El verano cada vez llama más fuerte a nuestras puertas, el sol ha llegado para quedarse y nosotros, queramos o no, le vamos a tener que abrir.

Escribo estas líneas desde la nostalgia porque me paro a pensar en qué pasaba este mismo día del año pasado y los recuerdos se me agolpan. Era el día en el que ¡por fin! entregué el Trabajo Fin de Máster- que fuera el primero de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales de la uni es solo anecdótico- y comencé el verano más largo de mi vida. Del 26 de mayo al 7 de septiembre tendría un oasis de más de tres meses de paz y tranquilidad.

Este año las cosas han ido de un modo diferente, y seguramente que el 26 de junio aún no haya acabado los quehaceres de este curso. No voy a hablar de las asignaturas que me han quedado del máster de la UNED para septiembre porque poco tiene que ver que en verano me toque estudiar, pero bueno… Cada año es distinto y así como el verano pasado fue uno de los mejores de mi vida, puede que el que ahora empiece pueda ser el “peor”. Y lo entrecomillo por el día que es.

Más que nada me fastidia acordarme de lo tranquilo que estaba a estas alturas el año pasado y compararlo con las preocupaciones que tengo estos días. Tres exámenes, cinco trabajos, lo de septiembre... No pensaba nombrar a nadie, pero en estos momentos María Gárate, Leti Lafuente, Marta Ciáurriz, Oihane Erbiti y compañía no saben la envidia que me dan…

Estoy hablando con María Romero y Atziber Leoz mientras escribo estas líneas y es que acabamos de ver el último capítulo de la 18ª temporada de Cuéntame cómo pasó. Lo admito, nos ha dejado tocados y aquí estamos comentado que si Karina le dira “sí” a Carlos, que si la acosadora dejará en paz a Inés, que si Marcos se irá al extranjero, que si Debora y Toni tendrán un hijo, que si pobre María y pobre Antonio… Sentimientos que se agolpan y que es imposible dar respuesta y cabida a todos.

No pienso que haya sido el mejor capítulo de la temporada- los tres anteriores fueron brutales- pero sí que me he dado cuenta que ha sido la mejor temporada de la serie más longeva de la televisión actual. Nos hemos podido emocionar muy mucho,- ahora mismo estoy llorando a moco tendido-, nos hemos podido reír, hemos podido disfrutar, hemos podido sufrir… En definitiva hemos podido gozar.

Me gustaría ir enseguida a comentar el capítulo de anoche, pero antes me gustaría hacer una mención especial a María Galiana; a la abuela Herminia. Me gustaría felicitar a la longeva actriz y me gustaría reconocer el mérito que tiene el estar en esta serie y sobre todo por lo bien que lo hace. Te crees a todos, pero con Herminia pasa algo especial. Vale que no es como lo que me pasa con uno de mis amores platónicos como Karina- aunque hoy me fastidie reconocerlo más que nunca-, pero no se… Es muy difícil explicarlo con palabras.

Por cierto, acabo de descubrir porque disfruto tanto escribiendo tras ver los capítulos de la serie de La 1 de TVE. Pienso que si los comentara con alguien (por teléfono, cara a cara…)- y es obvio que estoy hablando de mi Mery- las conversaciones que tendríamos serían profundísimas. Pienso que aparte del capítulo saldrían temas interesantísimos que abordar… Me da a la nariz. Alguna vez deberíamos de hacerlo, aunque ya lo vayamos a tener que dejar para los últimos capítulos del año que viene, que es cuando la serie te empieza a llegar y a conquistar despacito, pasito a pasito y suave suavecito.

Y no voy a hilar este párrafo con Luis Fonsi, porque sería lo fácil. Así que con respecto al capítulo de anoche me gustaría remarcar la relación que tuvieron hasta el jueves pasado Antonio y Miguel Alcántara, hermanos como jamás los habrá iguales. Cualquiera que haya tenido un hermano (y quizá si se tiene solo uno más aún) se ha tenido que emocionar. Emoción. Eso es lo que transmitió anoche Imanol Arias dando voz y vida a Antonio en los momentos en los que se acordaba de su recién fallecido hermano Miguel.

Para mi, Iñaki es todo, no se lo digo pero creo que lo sabe… No me imagino la vida sin él y supongo que a cada uno le pasara lo mismo con sus hermanos y hermanas en cada situación. No voy a poner ejemplos por no ponerme demasiado moñas- me parece que lo estoy consiguiendo-, pero podéis cambiar el nombre de mi hermano por el de Silvia, Leyre, Miguel, David o Claudia (por el que querías) y seguro que también os llegáis a emocionar. Me encantaría hablar del amor fraternal y poder contaros una anécdota que aunque fuera unos años después viví muy de cerca, pero no me siento en el derecho de hacerlo.

Y del amor fraternal deberíamos pasar al amor paternofilial, donde anoche también tuvimos como protagonista a Antonio, y en este caso con respecto a María y a Carlos. Con respecto a la benjamina de los Alcántara por que Antonio quiso estar a toda costa en la exhibición de patinaje sobre hielo de su hija y no pudo. Lo dijo, si no le hablaba es como si le faltara el aire y es que a María le hacía tanta ilusión que su padre estuviera viéndola... Se lo dijo a Merche, “yo quiero a papá mucho más que tú” y todos nos sentimos muy identificados con esa frase. Qué mejor que la figura de un padre- en este caso Antonio- para demostrar todo lo que nos quieren y todo lo que los queremos nosotros.

Para mi, que en alguno de mis primeros conciertos de oboe o de coro estuviera mi padre era algo especial. Que estuviera mi madre era más normal- o habitual-, pero si estaba tu padre es que algo importante pasaba, como cuando el 30 de abril del año pasado. Y hablo del oboe, pero cambiadlo si queréis por tu primer partido de fútbol, la primera actuación de ballet… Yo qué sé...

Y lo que nos hemos divertido con ellos… María y Antonio nos regalaron una magnífica escena de ambos riendo a carcajada limpia mientras escuchaban chistes de Eugenio y estoy seguro que todos hemos tenido algún momento de ese tipo con nuestro padre. De reír por cualquier chorrada, por cualquier “¿cómo?” en nuestro caso- y esto solo lo entendemos los cuatro de casa-, por cualquier momento “perro pasando el paso de cebra”, por cualquier momento épico de Osasuna o por cualquier rato cantando mientras toca la guitarra. No se pueden cambiar por nada.

Por seguir con Antonio, por lo dicho con respecto a María, y por lo preocupado que estuvo durante la presentación del libro por su hijo Carlos. Sabía que algo le rondaba en su cabeza y que no estaba del todo bien. Y hablando de Carlos tendríamos que pasar a hablar también del amor de pareja.

Uno de los momentos más duros lo vivimos anoche. Un Carlos saturadísimo y llorando como nunca lo había visto. En cierto modo te sientes identificado con él, pero también puedes llegar a entender a Karina. Lo de irse sin decir nada digo. Es más difícil, tanto de hacerlo, como de ponerte en su lugar, pero creo que lo podemos conseguir. La chica de tu vida que tiene un hijo (que probablemente sea tuyo) y que eso lo cambie todo.

Si os soy sincero la pedida de Carlitos a Karina no me pilló por sorpresa, a la desesperada, estaba seguro que la temporada no podía acabar sin que se volvieran a ver. Sabía que Karina iba a entrar a la sala o que Carlos iba a salir y se dio lo segundo. Si os soy sincero no creo que Karina le fuera a decir que sí. La veo bajándose del bus, pero no volviéndose a casar. Ese “mi amor” antes de despedirse creo que la delató y aunque fuera a casarse con el hombre de su vida creo que los guionistas nos van a querer hacer sufrir un poquito más.

A principios de curso dije que me gustaría hablar este año de mis abuelos, y antes he hablado de Herminia pero se me ha pasado. Sería fantástico hacerlo, pero no va a ser hoy, porque no tenemos tiempo para más.

Nos vemos el viernes que viene, a tan solo dos programas del 100. Termina mayo, comienza junio. Como siempre gracias, porque esto sin ustedes al otro lado hubiera carecido de sentido y no hubiera sido posible.



¡Feliz fin de semana!

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