Un "paso" renovador en una Pascua compartida (y II)
Lo dejábamos hace siete días (puedes recordarlo pinchando aquí) diciendo que es imposible
lograr una plenitud en la fe sin una comunidad que te ayude, te arrope y
consiga tirar de ti siendo recíproco. Y es esa reciprocidad la que te hace crecer
y te hace ver qué es lo que quiere Jesús de ti en este momento de tu vida.
Jueves Santo, Viernes Santo y Sábado Santo (previo a la
Vigilia Pascual). Última cena, Muerte del Señor y Resurrección. Institución de
la Eucaristía, perdón de los pecados y renovación de las promesas bautismales.
Es lo que viene a ser el Triduo Pascual. Sin tanta procesión, sin tanto fervor,
sin tanta mantilla y sin tantos vacíos con los que no se pueden llenar los días
que van de Pascuas a Ramos; el resto del año.
Es verdad que en el momento que me ofrecieron llevar la
tela roja dije de entrada que no, que no la quería, y la chica (que en este
momento me falla el nombre) se la ofreció a los demás del grupo; pero nadie la
quiso. En el último momento, antes de caminar con la cruz, dije que me la diera,
que la llevaría yo, y así fue. Qué decisión tan acertada.
De los tres días con vosotros, el que más me ha llegado
ha sido el Viernes Santo. Es muy difícil poner por palabras todo lo que he
sentido durante esta Semana Santa. Y no sé si lo estoy consiguiendo…
Pero quedémonos con lo que le dijo Jesús a su madre,
mirándola, una de las veces que, de camino al Calvario, cayó al suelo: “yo hago
nuevas todas las cosas” y creo que no hay mejor explicación para decirnos la
oportunidad que nos da la Pascua (y la vida, en general) para hacer y empezar
todo de nuevo; para partir de cero con una sólida base.
Del lugar más oscuro (de la experiencia de lejanía con
Dios) ha nacido la luz que ha hecho nuevas las cosas, que ha hecho nueva la
vida, nueva mi fe.
A menos de dos horas de los veintitodos. Os espero en siete días, a las 19.30h, con todo lo que dé el día de mañana. Gabon familia.
Joseju Aranaz (@jjaranaz94)
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