"Machos alfa" (crítica T2)

 

        Deconstruidos y destruidos. Así terminan los personajes encarnados por Fernado Gil, Raul Tejón, Gorka Otxoa y Fele Martínez en la segunda temporada de Machos alfa.

            Pero más allá del final de esta T2 la serie ha crecido en el sentido que Pedro, Raúl, Santi y Luis creen estar más cerca de la masculinidad moderna, menos tóxica y patriarcal; pero la realidad es bien distinta y están más desubicados que nunca.

            El viernes pasado Netflix estrenó los nuevos capítulos de la serie escrita y dirigida por Laura y Aberto Caballero, una serie que no dejó indiferente a nadie en su primera temporada y que en su segunda ha sabido superarse.

            En esta nueva tanda de 10 episodios, Raúl insiste en recuperar a Luz (Kira Miró), a pesar de que esta tenga una relación con uno de sus clientes. Santi, por su parte, admite que no es feliz con Blanca y empieza una relación con Paula (Adriana Torrebejano); la hija de su nuevo jefe.

            Pedro regresa al mercado laboral, al mismo tiempo que vuelve con Daniela (María Hervás), pero en el trabajo se encuentra con su jefa (Cayetana Guillén) que le acosa y con unos compañeros un tanto extraños entre los que sobresalen Carlos Areces (fantástico una vez más) y la fallecida Itziar Castro. Finalmente, Luis sigue teniendo una relación abierta con Esther (Raquel Guerrero), aunque tan solo sea de nombre, puesto que ninguno ha conocido a otra persona.

            Pero dejando a un lado los nuevos desafíos a los que se enfrentaran nuestros protagonistas para intentar mantener su estatus en un mundo de constante cambio y sobrepasando los conflictos que surgen entre ellos y sus (no) parejas a medida que se enfrentan a situaciones que ponen a prueba su masculinidad y sus relaciones personales (imprescindibles los personajes de Paula Gallego, Patricia Montero y Santi Millán), la serie te invita de una manera amable a volver a reírte.


   Y digo reírte, porque más allá de sonreír, la serie tiene una frase ingeniosa cada 10 segundos, que aunque muchas veces tiren de cliché, consiguen una carcajada que te tienes que contener para no perderte el siguiente gag.

            Por eso pienso que esta T2 es mejor que la primera, porque aún siendo verdad que los personajes vuelven a su punto de origen con vistas a una T3 que no creo que diste mucho de sus predecesoras, considero que los hermanos Caballero aún tienen muchas líneas rojas que bordear y ofrecernos la ocasión de reírnos de cuestiones que muchas veces son políticamente incorrectas.

            Desde noviembre que no hablábamos de televisión en el blog, desde el final de Cuéntame, y no hay mejor ocasión para volver que haciéndolo con una serie que de nuevo he vuelto a poder disfrutar acompañado, junto a mi hermano Iñaki, que siempre es un plus.

            En siete días más. Gabon familia.  


            Aranaz, Joseju (@jjaranaz94     

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