La tentación vive en el 6 de julio
Sales de casa y, como te conoces, llevas dinero de más en un bolsillo y, como te conoces, poca confianza en ti mismo en el otro. Te has puesto de blanco, camiseta y pantalón, y rojo, faja y pañuelo para después por si acaso. Lo mismo el resto viste normal, bermudas verdes y así, y quedas como un exagerado. Podías haber vestido normal, bermudas vaqueras y así, pero lo único que tenías claro era que no te la ibas a jugar a parecer un guiri de Toowoomba- si es que existe- respecto a los demás.
Como decía hace unos días Marcos Sánchez, a tu paso por la calle, hay quienes se asoman por la ventana. Desde una te aplauden. Desde otra crees escuchar “irresponsable de las coj…- narices-”. En la parada de la villavesa, una pareja y su hijo te miran de reojo. “¿Qué, a la piscina?”, les preguntas por decir algo. “No, porque sólo había hueco en el turno de las tres de la tarde y a esa hora hacemos la digestión”, responde ella de mala gana. Se apartan de ti dos metros más que los preceptivos. El crío te saca la lengua. Subes al bus. Viajas. Bajas. Al fin llegas al destino: bar Fulano, nombre ficticio, en la plaza Mengana, nombre ficticio, regentado por Zutano, nombre ficticio. Mejor no dar pistas, no está el horno para bollos.
Reservasteis mesa con el tope máximo para reuniones sociales fijado en quince, erais trece y tres se han echado atrás a la hora de la verdad. Pase de revista: cinco con atuendo sanferminero y cinco guiris de Toowoomba. Empate. Huevos fritos con complementos. Chupinazo no va a haber, pero Zutano se encarga: la grabación del de 2019 en la televisión y el Vals de Astráin por el hilo musical. Bocados, tragos y el chunda chunda tachunda tachunda suena tan alto que apenas permite entender lo que cuenta la amiga de al lado. “¿Sabéis lo de la abuela de...?”. “¿Quién vuela?”. “¿Qué muela te duele?”. La tentación no vive arriba sino al finalizar el almuerzo. Marilyn Monroe y su falda levantándose sobre el respiradero del Metro se han actualizado en un dilema: ¿echamos unos cacharros por lo Viejo? Piensas que, si han dejado abrir a bares, peñas y sociedades gastronómicas, será por algo. ¿Distancia de separación en la barra? Claro, a ver quién viene a medirla. Si el Gobierno recomienda pero no prohíbe. Si a mí el Ayuntamiento no tiene que decirme nada, pues las fiestas son de la gente. Si seguro que otras personas van a hacerlo. Si el alcohol inmuniza, ja, ja. Y cargado de (tus) razones, reclamas reacciones. Bueno, ¿qué?
—Sigue en la UCI.
—¿Eh?
—La abuela de...
En el turno de las tres de la tarde aún hay hueco. Corre, no te lo quiten.
Y es que tenemos un problema. Los Sanfermines que no son, los venimos sintiendo como si fueran a ser. Nos cuesta rechazar las sugerencias para almorzar el 6 con la cuadrilla y colgarnos al cuello el pañuelo. Como dice Jose Murugarren siempre padecimos de ‘sanferminitis’ pero creo que cada vez estamos mejor . Lo sé porque los expertos coinciden en que el principio de la curación es aceptar la enfermedad. Yo, la asumo. He estado tentado de participar en alguna simulación de Riau riau. Incluso de salir de parranda alguna noche, ahí me dieran las dos y las tres y las cuatro..., y amanecer cantando en la hornacina del santo a San Fermín pedimos..., por el encierro que este año no se celebrará. Me costaba creer que el 6 y el 7 de julio, los más grandes del calendario, fueran dos días grises de andar por casa sin bailar ni abrazar a nadie; de arrebujarme en la cama sin entonar un ¡Viva San Fermín! Gora San Fermin!
En estas andaba, reacio como la ciudad, a renunciar al menos a un atisbo de las mejores fiestas cuando me desayuné con la noticia de que todos los grupos municipales de Pamplona habían pactado un llamamiento a no estimular la participación en actos populares. No dí credito. Pensé que era una ‘fake’. Me restregué los ojos con los dedos llenos de hidrogel como mandan los tiempos. Releí la información. Política y sentido común no van siempre de la mano. La coherencia de la declaración hizo que mentalmente yo diera un paso atrás.
Conjuré mis impulsos festivos y sustituí el café mañanero por una valeriana. Aquello iba en serio y yo necesitaba hacer la transición. Era solo el comienzo. Se sucedieron en cascada pronunciamientos de personajes de los Sanfermines pidiendo comportamiento mesurado. Todos compartiendo un mensaje: ESTE AÑO NO HAY FIESTAS. Así, con mayúsculas. Las viviremos el año que viene. El aldabonazo ha sido el anuncio del encuentro entre Chivite y Maya, presidenta y alcalde, para difundir de manera compartida una idea: que se respeten ‘las no fiestas’. Antagonistas políticos difundiendo idéntico mensaje. Hay esperanza. Me han devuelto confianza en los políticos. La tenía en mínimos históricos después del espectáculo de los dirigentes nacionales. Bienvenidos al sentido común, al que no tiene siglas.
Y ya que estamos- y viendo que este año no nos va a hacer falta pedir por Osasuna tras haber conseguido la salvación matemática ayer por la noche tras nuestra tercera victoria encadenada- aprovecho para pedir- aunque suene contradictorio-.
Estamos interiorizando la gravedad de la situación, la relevancia de que este año no haya Sanfermines. No estaría de más que alguien desde los poderes públicos se animara a lanzar este mismo mensaje a quienes fuera de Navarra sueñan con venir unos días a Pamplona creyendo que van a vivir lo que son los Sanfermines cuando de verdad los celebramos. Porque para estos soñadores, víctimas de la ‘sanferminitis’, el 6 y el 7 de julio tienen el mismo magnetismo, idéntica magia a la de los años precedentes. No saben con claridad que este año los Sanfermines ni son ni deben parecer ser. Es un juego de palabras que descubre la relevancia que tiene que los de dentro y los de fuera sepamos e interioricemos que este año, no hay Sanfermines. Los viviremos en 2021.
Y no nos engañemos, todos seremos PTVs (de Pamplona de Toda la Vida) y todo lo que queráis, pero yo, personalmente, nunca había sido tan sanferminero. Nunca, hasta este año.
Y me despido diciendo lo que dije allá por marzo. Responsabilidad ante todo. Por ti. Por todos. Por favor.
El TEVDA necesita descansar. Coger aire. Respirar.
Volveremos en septiembre con la T12.
¡Muy feliz verano familia!
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