No sé si lo habéis pensado alguna vez, cuando llega el atardecer y las calles huelen a la sal del mar- o al cloro de la piscina- , cuando corre una ligera brisa- aunque sea bochorno- y a pesar de la hora que marca tu reloj, tan sólo una chaqueta te basta para recorrer las calles. Huele a verano . No sé si sabéis de qué sensación hablo exactamente, cuando una cerveza, después de cenar, se alarga en una terraza, junto a un par de amigos. Cuando las voces llenan las plazas, que huelen a pescaíto fresco en el sur- en el norte no os sabría decir a qué huele- y se oye el brindar de dos copas de vino. Huele a verano, y no hay fragancia que más nos guste . Cuando caminas por la calles, sonriente con un as bermudas o con un vestido de flores, que se hace el remolón, se menea y baila “tortur á ndo nos” a los que camina mos a vuestro lado. Cuando te pones tus gafas de sol, tu pantalón corto, tu camiseta de tirantes y un helado a juego. Y es que llegan las mañanas a través de las pe...