Directos al 200
Este verano que acabamos de dejar atrás me ha faltado papel y bolígrafo. He echado en falta una libreta. O lo que es lo mismo: me ha faltado tener un teclado cerca para poder escribir todas las sensaciones que he podido vivir durante los meses de julio y agosto. Hace 15 días no me pareció que me faltara nada por contar, pero quizás no os conté lo más atípico que he hecho en comparación a otros veranos. Entre Sanfermines y fiestas de aquí y de allá, del miércoles 17 de julio al jueves 25 del mismo mes, día de Santiago Apóstol, tuve la ocasión de estar durante unos días en el Monasterio de Iranzu. “Irantzu” que pone en todos los carteles que hay desde Zizur hasta Abárzuza. Creo que os he comentado más de una vez que llevo tres años como catequista en la Parroquia del barrio pamplonés de Azpilagaña y sería febrero cuando el párroco me propuso que fuera como monitor al campamento veraniego que cada año se organiza desde la Parroquia sarrigurense de Santa Engracia. Soy un tip...