¿Qué es el éxito?

 

No doy más de mi. Ha sido un día intenso, potente… De esos en los que ¡al fin! llegas a casa y no te apetece hacer nada. Ni escribir (qué ironía…).

Y está genial tener a Amaia González de Echávarri trabajando en el colegio de al lado. Porque a pesar de que ella te haya dado las gracias porque le has salvado la vida al ayudarle a sacar el coche del aparcamiento, no sabe que la vida te la ha salvado ella a ti al bajarte en coche hasta casa para poder comer cuanto antes y exprimir la tarde.

Pasan unos minutos de las 19.00h y me acabo de permitir prepararme un vaso de leche caliente con cacao soluble (no quiero decir si soy más de Nesquik o de Cola cao, que daría para otro artículo) y como es algo que lo hago dos o tres veces al año- no más- es algo que disfruto mucho. Necesito un respiro. Una pausa. Porque en la vida, como en la música, son necesarias.

Como digo, necesito relajarme del estrés de toda la semana. Mis niños de 3º de Educación Primaria me llenan de alegría y me chupan la energía a partes iguales. Y por eso he decidido ponerme a pintar.

Mi amiga Laura Múgica me ha recomendado unos cuadernillos de Tiger y la verdad es que para días como los de hoy vienen que ni pintados- y nunca mejor dicho-.

Es cierto que hace unos días intenté pintar mandalas- que no entiendo como les gustan tanto a mis niños-, pero personalmente es algo que me pone muy nervioso. Se trata de pintar espacios muy pequeños con un sinfín de colores, y yo siempre he sido más de trazo largo. De brocha y rodillo si me dieran la oportunidad de elegir.

Hacía mucho que no dibujaba. Más o menos desde el año 2008 en el que gané el 1er premio del concurso de carteles anunciadores de las fiestas del Concejo de Rada. Y lo echaba de menos.

Pero dibujos a parte, lo que os vengo a decir esta noche de viernes, es que hace ya casi dos meses que empecé a trabajar en el Colegio Púbico Joakin Lizarraga de Sarriguren (modelo D) como tutor de 3º de Primaria, y que en parte, me siento dichoso.

No tengáis la menor duda que el fin de semana lo cojo con muchas ganas, pero tener la ilusión de que llegue el lunes, me suene el despertador a las 06.30h para leer el periódico, desayunar y, a las 09.00h estar hablando con ellos de todo lo que ha dado de sí el fin de semana de cada uno no tiene precio.

En Barañáin no tuve la ocasión de ser consciente de lo mucho que me gustaban esos momentos y es por eso que ahora mismo intento vivir esa primera hora de cada semana al máximo (casi con la misma intensidad que el resto del tiempo).

Hoy en día, se vive un momento de angustiosa necesidad de ser vistos y leídos. De ser influencers. De tener seguidores. De ser reconocidos. De saciar el ego. En ocasiones parece preocupar más todo eso que nuestra propia labor docente. Y es un error.

Es verdad que este mes pasado habéis sido más de 30 000 las personas las que os habéis pasado por el blog poniendo dos de las últimas tres entregas dentro del TOP 10 (habiendo sido publicados estos artículos en Diario de Navarra y Diario de Noticias) y claro que estoy contento, pero no considero que eso sea tener éxito.

Mi amigo y locutor de Radio Marca Manuel Owono repite hasta la saciedad la frase No importa el tamaño de tu audiencia. Sigue haciendo un buen trabajo. Y actualmente, mi “audiencia”- por decirlo así- son mis 21 niños a los que intento dar lo mejor de mi cada día desde las 08.50h que entran por la puerta de clase y les pongo música, hasta que salen a las 14.00h al patio para juntarse con sus hermanos, padres o abuelos que los hayan ido a buscar y los despido con una sonrisa- que se intuye debajo de la mascarilla- hasta el próximo día.

Y es que al final, solo se tiene lo que se ha dado. “Y lo que no se da- como dice muy bien María Romero-, se pierde”.

En definitiva, y a modo de resumen, ver a tus alumnos crecer y que sean buenas personas, eso es tener éxito.

La próxima semana más.

Gabon.


Joseju Aranaz (@jjaranaz94)

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