Segundas oportunidades
Mirad que lo había ensayado frente al espejo, mirad que había empezado diciéndoles que tenía una buena noticia (iba a volver la tutora con la que habían estado todo el curso), pero siempre he sido un blando, y claro- sin pretenderlo-… me han hecho emocionarme, y por tanto, llorar. Lo que en un principio les dije no fue nada emotivo, pero ver el llanto desconsolado de tres de las mejores alumnas que he tenido durante estos últimos casi tres meses en el Colegio Público Ángel Ganivet de Vitoria – Gasteiz, porque me iba, hizo que me rompiera. Era la primera vez que daba clases en Euskadi. Había sido el retorno, tras dos años, de volver a ser tutor. Y a pesar de los pesares, ha sido la primera vez que unos alumnos a los que orgullosamente he podido tutorizar han hecho que me emocione. “Yo me he puesto triste porque no quiero que te vayas. Aunque a veces no nos dejes hacer algunas cosas eres muy buen profesor y creo que eres una persona con muy buenos estudios (el léxico de esta alumn