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Mostrando entradas de marzo, 2021

Desde Iranzu (y II)

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  Lo sé. Soy consciente que hace ya más de un año que publiqué la primera entrega sobre los nueve días de julio de 2019 que pasé en el Monasterio de Santa María la Real de Iranzu como monitor de campamento. No he sido constante y si os soy sincero no ha habido ninguna razón para no serlo. La primera entrega tuvo una audiencia aceptable ( 3 000 personas) y si un viernes del verano pasado lo dedicamos a volver a anunciarlo es porque creía firmemente que a lo largo de este curso tendríamos la ocasión de escribir mucho más. Es increíble que, por ejemplo, sobre las convivencias ( que duraron 24 horas) escribiera ocho páginas y sobre estos nueve días en Iranzu vaya a publicar un máximo de tres. Pero así son las cosas… Tampoco sé si tiene mucho sentido hacerlo después de un año, pero nunca me gusta dejar las cosas a medias, así que supongo que tiene sentido p ara todas aquellas personas que leyeron el primer especial y quieren que explique lo que dejé entrever. Allá vamos, au

Hoy hace un año...

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  Hoy hace un año que María Chivite comparecía ante los medios de comunicación, tan solo dos días después de que lo hiciera su homóloga Díaz Ayuso en Madrid, para anunciar que el viernes 13 de marzo sería el último día lectivo de este curso durante al menos dos semanas, que se debían cerrar los comercios no esenciales, la hostelería y todo aquello que no fuera estrictamente indispensable. Incluso recomendaba que ese “último día” los alumnos no fueran al colegio. En mi clase de 5ºA estuvimos seis, y en la de Leire Muñoz (5ºB) tres cuartos de lo mismo. Dar clase no tenía sentido, y aún recuerdo lo que le dije a una de mis alumnas que fue ese viernes a clase: “Si volvemos, lo haremos después de Semana Santa, si no, no volveremos”, y tristemente sucedió lo segundo. Pocos días antes de que esto sucediera había venido a clase desde la Mancomunidad de la comarca de Pamplona un chico que, casualmente, era de la cuadrilla alsasuarra de mi amiga Aitzber Leoz . En ese momento recuerdo que e

"El internado: Las cumbres" (crítica)

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  Está bien, pero sin más. No tenemos 16 años. Y así como pasamos ya holgadamente de lo 20 con los 30 casi encima, ni Amaia es Carol, ni Paul y Manuel son Marcos e Iván. Durante los ocho capítulos de la primera temporada (confirmada una segunda y con vistas a una tercera que sería la definitiva) ha sido imposible no buscar similitudes y comparaciones. Ha sido inevitable comparar a Natalia Milán en su papel de la implacable Elsa Fernández en el Laguna Negra con la actual directora de Las cumbres (interpretada por Natalia Dicenta), así como el papel de Ramiro Blas encarnando a Darío Mendoza, y siendo el mayor inversor del nuevo internado, nos ha recordado a Jacques Noiret en un papel de corte similar y con la misma relación entre él y la directora. Pero comparaciones a parte (que hay más y luego iremos a ellas), lo bueno que tiene este reboot es algo que los creadores ya consiguieron con la original. Entrelazar a personajes adultos conocidos (Joel Bosqued y Mina El Hammani e. g.)