Una nueva década
Tres
decenas, seis lustros. 30 años.
Cuando
cumples años, los días- de normal- suelen amanecer con un resplandor especial,
como marcando un nuevo capítulo en tu vida. Te da la impresión de que el aire
está impregnado de expectativas y nostalgia; un equilibrio entre el pasado y un
futuro que aún está por escribirse.
Todos
los cumpleaños son distintos y este año, la suerte deparó que lo pudiera
celebrar en casa, con los míos.
Los
mensajes de felicitaciones inundan tu teléfono desde primera hora de la mañana
y estos se prolongan hasta la madrugada del día siguiente o mientras se leen estas
líneas. Hay gente que acaba de ver el storie por Instagram o WhatsApp y sabe
que estoy pensando en ellas en este momento. Me van a escribir dos personas, y
si no me felicitaste hace hoy casi dos semanas- y lo sueles hacer- estoy
pensando en ti, sí.
Agradezco
cada recordatorio, cada minuto dedicado a escribirme, a llamarme, a venir a
casa. Porque está Raquel E, que siempre te llama porque es muy de eso. Esta Rakel Mendioroz, que es muy de hacer audios y de cantarte. Y están María Romero y
Eñaut Aldasoro que son muy de escribirte.
Y
aunque sea de una manera u otra, están- que como decía abuelo- es lo
verdaderamente importante. Año tras año, mes a mes, semana a semana o en el día
a día.
Porque
puede que la última vez que María y yo nos viéramos fuera en la Clínica San
Miguel (que ni si quiera nos vimos), pero está. Puede que hace más de un año
que no estuvieras con Rakel, aunque las circunstancias- y los eventos, que
apostillaría Laura Múgica,- han querido que nos volviéramos a juntar dos días
antes del 22, y también está.
De
los últimos seis días, Raquel ha estado- presencialmente- en tres (aunque
tendrían que haber sido cuatro, pero bueno…) y Eñaut está en el día a día con
la tontería que sea.
Y
aunque no estén en el día a día, este año me gustaría dar algunos nombres. En
primer lugar el de Aitziber Leoz, que tras unos años indeterminados, se vuelve
a acordar de ti y te vuelve- valga la redundancia- a escribir en este día. La
ilusión es inmensa.
Los
que tampoco han querido fallar este año son Laura Samayoa y Rodrigo Martell,
que aunque te echen en cara que no hubieras comprado garrotes de chocolate,
provoca que los jóvenes de San Juan Bosco te feliciten, al día siguiente, como
si fuera en efecto dominó.
Y
por último- y antes de dar los nombres que faltan-, no me gustaría olvidarme de
mis abuelas, de mis padres, de mi hermano, familiares cercanos (y lejanos) y,
porque no decirlo… de Camino Zorraquino, que le hace ilusión que la nombre y
que aunque el año pasado me escribiera preguntándome a ver si era mi
cumpleaños, este año no hubo pregunta (aun sin vernos desde Navidades).
Gracias
también a Iñaki Malangré, Lupe Marticorena, Conchita Arroyo, Daniel Gárriz,
Iaione de Bilbao, Íñigo Urtiaga, Iker Ibero, Leire Muñoz y Frantxo Pérez por
acordarse de mí en el día.
¿Próxima
cita? En siete días; entrega XI desde Lisboa. Gabon familia.
Aranaz, Joseju (@jjaranaz94)
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