Diario de una JMJ (XV)
Han
pasado casi cuatro meses desde que publiqué la última entrega sobre la
experiencia a cerca de la JMJ del verano del año pasado en Lisboa, así que hoy,
retomamos desde ese punto. Este verano hemos recordado diferentes entregas, pero
si queréis leer la última antes que esta, podéis hacerlo pinchando aquí.
Miércoles, 2 de agosto de 2023
Acabamos
de desayunar, con fuerza como de costumbre, y con las tostadas (aunque sean sin
tostar, pero queda mejor que decir “biscotes”) aún en la garganta, Chisco Ahechu
nos ha reunido para hacer la oración matinal y para comentarnos el plan para
hoy.
Lo
primero ha sido ir al hipódromo de Cascáis para una catequesis y posterior eucaristía
impartida por un obispo andaluz, y ahí hemos estado descargándonos los “Rise
up” desde los smartphones para poder seguir las indicaciones de los animadores.
Desde
el colegio hasta el hipódromo me alegra haber compartido el camino con Laura
Lizarraga, ya que, si en algún momento decidí ir a Lisboa fue, en gran parte,
por lo que me dijo ella.
Después, que parece que todos los que estamos alojado en Cascáis sabemos castellano, hemos ido a coger la comida (unos espaguetis en mi caso), y en cuestión de tan solo cinco minutos hemos llegado a Estoril. Apenas han sido dos paradas de tren, así que esta vez no se puede decir que hayamos sufrido mucho dentro de los vagones.
Vamos
a celebrar el encuentro de todos los Salesianos presentes en la JMJ, y aunque
nuestra relación con ellos solo sea que venimos de la Parroquia San Juan Bosco,
nos vale para unirnos.
Nos
concentramos muchísima gente a la entrada- unos 9 000 mil jóvenes según la
organización a los que habría que sumar 500 voluntarios- y aquí, tras un par de
días, me vuelvo a “encontrar” con Marta Monreal. Si os digo la verdad, la
echaba de menos, y me alegra habérmela juntado a las puertas de este encuentro.
En ese momento me presenta a Ander Borja, y me dice que ha sido su catequista
durante los últimos dos años.
Lo
primero que comparto con Marta en Estoril es un Rosario por las vocaciones, que
hacía mil que no rezaba uno, y sentarme junto a ella a las puertas de la
iglesia para hablar un poco, antes de entrar junto con Maitane Antxia, ha sido
interesante al mismo tiempo que fructífero. Después hemos acudido a un
espectáculo a lo Got talent, donde
tras quedarnos sin sito en el suelo nos hemos tenido que poner en unas gradas
laterales.
Si
os digo la verdad, se me ha hecho bastante pesado y es que tras dormir solo 5
horas y andar todo el día de aquí para ya, uno necesita una siesta. Quizás he
dado alguna cabezada durante el espectáculo, ni confirmo ni desmiento, y parte
de la razón es que el portugués no se entiende tan fácil como nos dijeron en la
primera reunión que tuvimos antes de partir en Pamplona.
El
espectáculo es bastante largo, por eso no es de extrañar que a la salida, y
antes de la Vigilia, nos den un par de hamburguesas (todo súper healthy, que no
se diga) y una manzana, para que nos volvamos a desperdigar y cada cual cene
con otros cuatro o cinco indeterminados.
Nos
queda lo mejor de la jornada en Estoril, pero lo contaremos a partir de la
próxima entrega.
Volvemos
en siete días para hablaros sobre la
mejor clase del cole. Gabon familia.
Aranaz, Joseju (@jjaranaz94)
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