"Pedazitos" de mi (XIV)

 

El otro día, no recuerdo muy bien en qué telediario nacional- que digo yo que sería el de Cantero, porque es el que vemos en casa después de comer-, dijeron que el café es ya la segunda bebida más consumida en España tan solo superada por el agua, pero la cuestión no es esa. La cuestión es que hace unos días tita Ana, Rosalía Sotés y un servidor quedamos ¡tras ocho años sin hacerlo! a echar un café a media tarde. Y en teoría somos amigos (amigas y amigues)… En fin…

Os lo digo totalmente en serio, me hace mucha ilusión dedicarle un programa a estas dos mujeres a las que habéis podido conocer un poquito a través de los especiales desde Roma. Lo de hoy es otra cosa, pero es imposible no hacer referencias a la Ciudad Eterna.

Como os decía, fue en 2013, en Roma, cuando los tres juntos tuvimos la ocasión de tomarnos un café por última vez. La famosa tarde en la que la mayoría de los jóvenes se fueron al Acuapark con los niños gitanos. Fue en una cafetería cerca de donde vivimos la segunda quincena en Roma y sin importar la razón por la que llegué tarde- no la recuerdo, la verdad, Ana- siempre atenta- me dijo que me pidiera un capuccino, que si me pedía un café (cafelatte) me sacarían un chupito (una especie de cortado aquí) y tampoco era cuestión.

La gracia vino después de tomar el café y dar una vuelta, porque mi Rosa quería invitarme a un helado (quizás se sentía culparme tras decirme eso de “pareces maricón” tras haberme quemado en su día en la playa y tener puesta una diadema para retirarme el flequillo de la cara- qué tiempos…-) pero yo tuve que declinarle la oferta (y eso que entonces no le hacía ascos a nada), pero ese día tuve que rogarles que volviéramos a casa cuanto antes por motivos que en estos momentos no vienen al caso y quizás las protagonistas no lo recuerden.

Total, que hacía mucho tiempo (más de lustro y medio) que no nos juntábamos a recordar batallitas romanas (fijaos si había llovido, que para un día que quedamos va y llovió, pero eso fue el karma, o el destino, quién sabe…). Hablamos de gatos que parecían tigres, de vacaciones truncadas y de las vacunas (cortesía de Ana Otaegui), de preguntar por los abuelos e hijas y echarse unas risas (cortesía de Rosalía, que antes he podido poner su apellido por habérselo preguntado a Ana, porque en el móvil la tengo como “Rosalía Roma”) y de aguarles la fiesta (nunca mejor dicho, y esto último cortesía mía) porque en teoría habíamos quedado para invitarlas a un café (con leche) y celebrar los tres cumpleaños ya que los tres cumplimos en abril y el año pasado no tuvimos ocasión de celebrarlos presencialmente.

Aún y todo, gracias públicas por creer en mi y por las muestras de afecto y cariño recibidas. Las valoro mucho, como nuestra amistad, que siempre nos alegra mucho vernos las caras. Y a partir de mañana de verdad, que las mascarillas serán historia en espacios abiertos.

Y esto tan solo es una pequeña muestra de la admiración y el respeto que nos tenemos porque el espacio de una página cada vez se me hace más reducido y esta noche esto no da para más.

Volvemos en siete días para cerrar está gran 13ª temporada de Tras el valle de Aranaz, que aunque cueste creerlo, ha sido la de mayor éxito de toda la historia.

¡Muy feliz fin de semana familia! Gabon.


Joseju Aranaz (@jjaranaz94)

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